El papa Francisco desveló este jueves la existencia de "resistencias malvadas" y "ocultas" a su reforma de la Curia, que está implementando desde hace tres años, en el discurso dirigido a sus miembros.
En un mensaje de felicitaciones por Navidad para al gobierno de la Iglesia Católica, Francisco les advirtió de que no puede haber reforma si ellos no cambian.
El papa argentino lamentó las "resistencias" a la reforma que está intentando implementar con los cardenales del llamado grupo "C9", que "a veces nacen de la buena voluntad y del diálogo sincero".
Estas palabras cobran más importancia tras la filtración de una carta firmada por cuatro cardenales donde se cuestionan puntos de su exhortación sobre los divorciados "Amoris Laetitia", exigiendo su rectificación.
Francisco denunció "las resistencias ocultas, que nacen de corazones asustados y endurecidos, que se alimentan de las palabras vacías del 'gatopardismo' espiritual de quien dice que quiere cambiar las cosas, pero después quiere que todo quede como antes".
Advirtió que "existen también resistencias malvadas, que germinan en mentes perversas y se presentan cuando el demonio inspira intenciones malas. Este último tipo de resistencia se esconde en justificaciones, y, en tantos casos, acusaciones, que se refugian en las tradiciones, en las apariencias, en las formalidades, en lo conocido (...)".
No obstante, Francisco dijo que había que escuchar "las resistencias buenas -incluso las menos buenas- que son necesarias", que la reforma "no tiene fines estéticos".
"Sin un cambio de mentalidad, el esfuerzo sería en vano"
El papa Francisco aseguró que la reforma "no puede ser entendida como una especie de lifting o de maquillaje para embellecer el anciano cuerpo curial o como una operación de cirugía estética", dijo, aseverando que "queridos hermanos, no son las arrugas de la Iglesia lo que se tienen que temer, sino las manchas" y "la reforma de la Curia no se realiza con el cambio de las personas -que se está realizando y se realizará- sino con la conversación entre las personas", explicó.
"Sin una conversión y una purificación permanente, sin un cambio de mentalidad, el esfuerzo funcional resultaría en vano", señaló Francisco.
En esta ocasión, el pontífice argentino enumeró y explicó los doce criterios que tienen que inspirar la reforma: individualidad, pastoralidad, misionaridad, racionalidad, funcionalidad, modernidad, sobriedad, subsidiariedad, sinodalidad, catolicidad, profesionalidad y gradualidad.
Resaltó la importancia de los laicos y mujeres en dicho gobierno y advirtió que en esta reforma debe eliminarse para siempre el criterio "promoveatur ut removeatur" (promovido para quitarse de en medio a alguien), que dijo "es el cáncer" de la Iglesia.
Concluyó su largo discurso, de casi una hora, con una oración en la que pidió que los hombres de la Iglesia sean humildes, sin orgullo y arrogancia.