El vicepresidente de la Conferencia Episcopal, Alejandro Goic, destacó este martes en Cooperativa la manera como el papa Francisco invita a volver la mirada sobre la esencia del mensaje cristiano, que se distancia del "consumismo" propio de la época navideña.
"Yo creo que la mayor riqueza del papa Francisco es que nos ha ayudado a volver a nuestra fuente esencial, que es Jesucristo. Muchas veces nos habíamos quedado atrapados entre normas y preceptos, en la burocracia, en el poder; habíamos perdido el norte y este papa, con su sencillez, con sus gestos, con todo lo que dice y lo que hace, nos muestra que el camino es volver nuestra mirada a Jesús, y ése es el mayor bien que podía haberle ocurrido a la Iglesia", dijo Goic.
"Un papa de nuestro continente, con su sencillez y con su gesto, nos está haciendo vivir lo más revolucionario que tiene la Iglesia, que es Jesús y el Evangelio. (Eso) es una maravilla", destacó en El Diario de Cooperativa el obispo de Rancagua, quien contrastó esta actitud con la que exhiben "las empresa interesadas en promover el consumo, que "están invadiendo la Navidad".
En la Iglesia "confiamos en otros valores" y "a mí me duele, como pastor, ver que hay familias de chilenos que demoran meses en ver a un médico especialista, mientras uno ve en la televisión que se inaugura un mall y la gente corre con un frenesí increíble para adquirir cosas o comprar el último modelo de teléfono móvil", comentó.
"Como pastor me duele ver que se inaugura un mall y la gente corre con un frenesí increíble para adquirir cosas", dijo el vicepresidente de la Conferencia Episcopal. (Foto: UPI)
"Yo creo que estamos perdiendo el norte y, por eso, ojalá los que creemos en Jesucristo tengamos algo de lo que Francisco está diciendo y repitiendo: que el mundo no puede ser feliz si no trabajamos por la felicidad de los demás", manifestó el prelado.
"La vida no es sólo consumo, un frenesí de compras, es sobre todo comunicarnos amor, respetarnos, querernos en nuestras diferencias. Ése es el Chile que, yo creo, soñamos muchos y que confiamos en poder ir construyendo. Un país desarrollado verdaderamente es el que ama y respeta a cada uno de sus hijos y no sólo el que mide el crecimiento por indicadores económicos, sino por la calidad de vida de sus ciudadanos", sentenció Goic.