El papa Francisco denunció este martes que "nos hemos acostumbrado a comer el pan duro de la desinformación y hemos terminado presos del descrédito", durante la misa que celebró en Skopje, adonde llegó procedente de Bulgaria tras una visita de dos días.
Francisco celebró la misa en la plaza Macedonia, centro de la capital, para la pequeña comunidad católica formada por unas 25.000 personas, y que suponen el 0,4 por ciento de la población del país.
En la plaza, a la que asistieron cerca 15.000 personas llegadas también de países cercanos, según las autoridades, Francisco describió los males de la sociedad actual.
"Nos hemos acostumbrado a comer el pan duro de la desinformación y hemos terminado presos del descrédito, las etiquetas y la descalificación", dijo el papa en una dura homilía.
Y continuó: "Nos hemos creído que el conformismo saciaría nuestra sed, y hemos acabado bebiendo de la indiferencia y la insensibilidad; nos hemos alimentado con sueños de esplendor y grandeza, y hemos terminado comiendo distracción, encierro y soledad",
"Nos hemos empachado de conexiones y hemos perdido el sabor de la fraternidad", añadió el pontífice que también denuncio la búsqueda del resultado rápido, de la impaciencia y de la ansiedad.
Criticó además que "presos de la virtualidad hemos perdido el gusto y el sabor de la realidad".
"Seamos capaces de romper estereotipos"
Francisco rezó entonces para que "la indiferencia, el descrédito, la descalificación no llenen nuestras mesas y no tomen el primer puesto en nuestro hogar".
Así como, "seamos capaces de romper estereotipos y partir y compartir la compasión del Padre hacia toda persona, especialmente hacia aquellos de los que nadie se ocupa, que están olvidados o despreciados".
El papa continuará su jornada en Skopje, donde pasará cerca 10 horas, celebrando un encuentro con jóvenes de las varias religiones presentes en el país formado en su mayoría por cristianos ortodoxos (65 por ciento) y musulmanes suníes (30 por ciento).
Y después terminará la visita con un encuentro con los religiosos y religiosas del país, de rito latino y oriental, en la catedral del Sagrado Corazón de Skopje.