Venezuela abandonó formalmente este sábado la Organización de los Estados Americanos (OEA), situación excepcional ya que ningún Estado se había retirado.
En abril del 2017 Venezuela se convirtió en el primer país en solicitar su salida de la OEA, al denunciar su carta fundacional firmada en Bogotá en 1948, cuyo proceso se cumple hoy.
Según el reglamento del organismo, cualquier país que denuncia la Carta de la OEA puede retirarse cuando se cumplen dos años de ese acto, pero solo si está al día en el pago de sus deudas, que en el caso de Venezuela ascienden a 12 millones de dólares.
Si bien el presidente venezolano Nicolás Maduro no pagó esa deuda, los representantes del líder opositor Juan Guaidó asumirán los costos para permanecer en el organismo.
Existen pocos precedentes en Latinoamérica de una situación como la que vive actualmente Venezuela: el golpe de Estado en Haití, en 1991 y en Panamá, cuando dejó el poder Manuel Noriega (1983-1989) y entró Guillermo Endara (1989-1994).
El representante de Guaidó en la OEA
El jefe del Parlamento venezolano Juan Guaidó se pronunció y nombró a Gustavo Tarre como el representante ante la OEA, puesto que ocupa desde mediados de abril y que fue ratificado por el organismo.
"Venezuela tiene hoy un Gobierno democrático de transición y ha suspendido el trámite de denuncia de la carta de Bogotá y retiro de la organización que había empezado el Gobierno anterior, que fue declarado ilegítimo. Por lo tanto, Venezuela sigue sentada ahí con Gustavo Tarre", expresó el secretario general de la OEA, Luis Almagro.
Tarre ya adelantó que una de sus prioridades será la "vuelta" de Venezuela al Sistema Interamericano de Derechos, cuyos pilares son la propia OEA, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH), que abandonó Hugo Chávez en el 2012.
Guaidó ha conseguido colocar a sus representantes en dos organismos: la OEA y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).