"Resaca anacrónica": Diario inglés The Guardian repasó los cafés con piernas de Santiago
El prestigioso medio plantea una "anticuada cultura de cafés" y destaca que "proveen salario estable a migrantes".
El prestigioso medio plantea una "anticuada cultura de cafés" y destaca que "proveen salario estable a migrantes".
"Los cafés con piernas parecen peculiares retrocesos a días más machistas": De esa forma describe el prestigioso periódico inglés The Guardian a los establecimientos de Santiago atendidos por mujeres "con faldas cortas y tacones altos" o "en bikini".
El medio hizo un recorrido por locales capitalinos de este tipo, a los que califica como una "curiosa resaca anacrónica de los '80".
Un artículo firmado por el periodista John Bartlett señala que, en medio de movimientos feministas y un Gobierno comprometido con la equidad de género, regular cómo funcionan los cafés con piernas "ha sido un largo dolor de cabeza para la capital chilena".
La alcaldesa de Santiago, Irací Hassler, explica que su comuna -donde se ubican varios de estos locales- "no está en contra de las mujeres trabajando en estas cafeterías, mientras tenan un contrato legal y justo".
"No queremos estigmatizar a mujeres por buscar trabajo para sobrevivir. Pero nos interesa garantizar su seguridad", añade en un comunicado, citado por el diario.
EL ORIGEN DE LOS CAFÉS CON PIERNAS
Según The Guardian, los tradicionales y controvertidos cafés con piernas comenzaron en 1982 cuando Café Haití implementó un nuevo código de vestimenta para sus camareras, mucho más revelador.
Luego llegaron otros locales, que incluso ofrecían un "minuto millonario" con mujeres en topless por 60 segundos.
En los 2000, "entre acusaciones de prostitución y acoso" los cafés con piernas pasaron a funcionar sólo durante el día, con los vidrios cubiertos y sin venta de alcohol.
El diario inglés destaca que gran parte de las empleadas de cafés con piernas actualmente son extranjeras: "Proveen salario estable a migrantes que no pueden trabajar en otras partes".
Asimismo, detallan que los clientes siguen existiendo y se trata de "una tradición que no parece que vaya a morir pronto".