Un descenso progresivo de la cantidad de cajeros automáticos existentes y disponibles en el país se desprende de las últimas cifras reveladas por la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras (SBIF).
La merma está influida en gran parte por los altos costos de resguardar los dispensadores, derivados de los numerosos asaltos y fraudes que afectan a los usuarios.
Según datos reproducidos por La Tercera, la cifra de cajeros en el mes de mayo era un 9 por ciento menor que en igual mes del año anterior, lo que se suma al factor de la disponibilidad, pues una cosa es la existencia del aparato y otra su operatividad.
La Asociación de Bancos e Instituciones Financieras (ABIF) apunta a que si bien el año pasado la cantidad de dispensadores en funcionamiento óptimo llegaba a 91 por ciento, en la actualidad dicho índice se redujo a 84 por ciento.
Decreto del Gobierno
La necesidad de resguardar los cajeros automáticos no es una precaución nacida meramente desde el seno bancario. Jorge Awad, titular de la ABIF, explicó al matutino que se trata de dar cumplimiento a un decreto del Ministerio del Interior que regula las medidas mínimas de seguridad y que han valido al sector una histórica inversión.
"Nos vamos a comprometer, con costos reales, a seguir funcionando con esta nueva realidad. Hay una mejora sustantiva que llega a más del 70 por ciento de los incidentes frustrados", indica Awad, cifrando la inversión en seguridad en 100 millones de dólares.
El decreto aludido es el 222 de la cartera de Interior, que entró en vigencia en octubre de 2013 y que obligó a reconvertir la seguridad de los cajeros automáticos no sólo ante la acción de alunizajes y delitos que apelan a la fuerza, sino por los nuevos métodos de fraude y clonación de tarjetas.
Fuentes de la industria citadas por el diario señalan que la situación seguirá empeorando, pues "los delincuentes siempre encuentran nuevos métodos para robar o clonar las tarjetas o para asaltar cajeros".