El director del diario Clarín hasta 1973 recordó en Cooperativa la época de la UP y su amistad con Allende.
También rememoró su detención posterior al golpe y cómo "los milicos nos trataban a patada limpia".
Gamboa, hoy de 93 años, negó que Clarín buscara deliberadamente exacerbar los ánimos.
El periodista Alberto "Gato" Gamboa, quien fuera director del diario Clarín desde principios de la década de 1960 hasta septiembre de 1973, recordó este martes en Cooperativa cómo vivió la época de la Unidad Popular, el golpe de Estado y los inicios de la dictadura, además de su amistad con el Presidente Salvador Allende, de quien "era medio compinche".
"El Presidente Allende era un tipo normal, como cualquier otro, cuando estaba con sus amigos. Yo tuve la suerte de caer en ese grupo que él consideraba amistoso", explicó Gamboa, rememorando cómo "de repente llegaba él (Allende) al diario a 'examinarlo', como si fuera un editor o un alto jefe, pero de intruso y copuchento... Sugería cosas, pero con mesura, no era una imposición; conversaba".
Más allá de estas visitas, al interior de Clarín "teníamos independencia, a pesar de que cuando se posicionó el Gobierno del Presidente Allende (él) era más intruso que el diablo, pasaba en el diario, pero de manera informal".
"Naturalmente que me telefoneaba o yo lo telefoneaba para hacerle algunas consultas, porque yo estaba también embarcado en ese Gobierno", explicó Gamboa, hoy de 93 años, en cuya época a la cabeza de Clarín éste "se convirtió en el diario más leído en Chile", con un tiraje que "crecía en forma velocísima".
Pese a la virulencia de sus titulares, "Gato" Gamboa negó que la "intención" del periódico fue exacerbar los ánimos. Explicó que con los directores de otros medios conversaba constantemente y hasta Agustín Edwards Eastman, dueño de El Mercurio, "telefoneaba tupido (a Clarín), incluso conmigo hablaba por teléfono de repente; una relación velocísima, pero periodística nomás"
Después del golpe
En septiembre del 73, "tres o cuatro días después (del golpe) me fueron a buscar a la casa".
"En el Estadio Nacional estuve como una semana o semana y media (...) había varios periodistas, a la mayoría los dejaron en libertad, pero junto con Alejandro Arellano (subdirector de Clarín) nos mandaron para el norte", relató.
Recordó que en el campo de prisioneros Chacabuco, ubicado cerca de Antofagasta, estuvo "casi dos años", y ahí "los milicos nos trataban a patada limpia; un trato muy duro".
"Cuando uno se portaba mal lo trasladaban a las canchas de fútbol, donde había unos fierros con cadenas, y te instalaban para que te cagaras de frío en la noche", dijo Gamboa, que lamentó tambié cómo en la duictadura "generalmente los medios de comunicación eran 'anti presos' (...) Tú pretendías, por ejemplo, por intermedio de tus amigos hacer alguna denuncia y las pelotas... no te la recibían".
El profesional también tuvo críticas para la prensa actual: "La encuentro mala. Como que no informa, como que no le interesan algunas cosas al periodismo actual. En este momento hay gente que necesita meterse a un diario y contar sus cosas y no hay dónde contarlas, ésa es mi impresión. Puede ser que uno siga pensando igual que antes. Cuando uno era periodista activo uno se abría para todo el mundo. Parece que ahora no existe tal amplitud", reflexionó.
