Un análisis del Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin) reveló que los volcanes Villarrica, Calbuco y Llaima lideran la lista de los más peligrosos del país.
El ranking, cuya última medición fue presentada en 2020, contempla 87 sistemas volcánicos considerados como "geológicamente activos" en el país. De los 14 volcanes considerados como "más peligrosos", seis están ubicados entre las regiones de Los Lagos y Los Ríos, según consignó El Mercurio.
El director nacional del Sernageomin, Patricio Aguilera, resaltó que el nuevo ranking "es una herramienta objetiva que ponemos a disposición de las autoridades y de la comunidad que nos permite priorizar nuestros esfuerzos y recursos en un país con tanta variedad y recurrencia volcánica como el nuestro".
Por su parte, la geóloga del Sernageomin y una de las profesionales a cargo del informe, Angélica Contreras, destacó que la principal importancia de este es que "permite identificar aquellas zonas que son más susceptibles a ser impactadas por procesos volcánicos y, al mismo, tiempo orientar los esfuerzos de monitoreo volcánico, es decir, la instalación de una red de instrumental en aquellos volcanes que son más riesgosos y que podrían tener un mayor impacto sobre comunidades expuestas".
Los volcanes más peligrosos de Chile
- Villarrica (Región de La Araucanía)
- Calbuco (Los Lagos)
- Llaima (Araucanía)
- Puyehue-Cordón Caulle (Los Ríos)
- Grupo Descabezado (Maule)
- Carrán-Los Venados (Los Ríos)
- Chaitén (Los Lagos)
- Osorno (Los Lagos)
- Mocho-Choshuenco (Los Ríos)
- Nevados de Chillán (Ñuble)
- Lonquimay (Araucanía)
- Hudson (Aysén)
- Antuco (Biobío)
- Láscar (Antofagasta)
¿Cómo se construye el listado? Se ven dos aspectos, según explicó Contreras: "El primero tiene que ver con toda la actividad volcánica, propiamente tal, es decir, el tipo de erupciones que hace el volcán, la magnitud del tamaño de esta y la recurrencia"; además, se toma en cuenta si el volcán tiene nieve o hielo, los que pueden causar aluviones volcánicos o generar otro proceso como lava o grandes erupciones que pueden impactar con ceniza el entorno.
En segundo lugar, se evalúa la exposición y cuánta es la población que vive en zonas cercanas o en valles que podrían ser afectados por los procesos volcánicos, así como "si existe infraestructura crítica, carreteras, líneas de transmisión eléctrica o pasos fronterizos. También, si existen aeródromos o aeropuertos cercanos a los volcanes o centrales hidroeléctricas".
LOS PRINCIPALES CAMBIOS
El jefe de la red nacional de vigilancia volcánica del Sernageomin, Álvaro Amigo, explicó que entre los principales cambios respecto del último ranking están "algunos volcanes que salen porque tenemos cierta noción de que no están activos o de una muy baja probabilidad que se activen en los próximos años", por ejemplo, el volcán Cerro Azul-Quizapú (Maule), ocupó el lugar número 10 en el análisis anterior y ahora no figura individualmente, porque es considerado parte del "grupo Descabezado", que incluye además a Descabezado Grande, Descabezado Chico, y Cerro del Medio.
Además, Amigo sostuvo que la actividad volcánica en Chile "se ha mantenido relativamente estable en las últimas décadas y siglos".
En esta línea, el geofísico y académico de la Universidad Católica de Temuco Cristian Farías analizó que el volcán Llaima bajara al tercer lugar: "Esto tendría relación con que, por un lado, este volcán no ha hecho nada en 13 años. Por otro lado, la zona cerca del Calbuco ha crecido un montón, porque hay mucha gente que se fue a vivir a esa zona en pandemia. Eso podría explicar que el Calbuco ahora sea el segundo de mayor peligrosidad", ahondó.
Asimismo, el Nevados de Chillán, que pasó del cuarto al décimo lugar, tendría relación con que "hemos ido entendiendo mejor cómo se comporta este volcán y hemos visto cómo son sus erupciones, que no terminan afectando a tanta gente, entonces el factor peligro cae", apuntó Farías.
Farías añadió que "los recursos siempre son limitados, entonces el ranking sirve para ver a quién se le otorga más recursos de monitoreo. Esa priorización implica saber a qué volcanes ponerles más énfasis para trabajar también en aspectos como la planificación territorial".
Finalmente, la subdirectora de Geología del Sernageomin, Alejandra Ávila, aseguró que "la vigilancia y evaluación de peligros volcánicos es una de las líneas de desarrollo de la institución", ya que los profesionales del servicio "interactúan y colaboran con centros vulcanológicos a nivel internacional con una importante transferencia de conocimiento y buenas prácticas en lo que se refiere al monitoreo".