En un hecho impensado para la aún joven democracia chilena, un alto oficial recibió al saludo popular en las calles de Santiago, ganándose el apodo de "general del pueblo".
Los uniformes, sobre todo de altos oficiales, causan más de un resquemor en no pocos chilenos, y es que el pasado dictatorial sigue estando presente en la vida nacional, cuando todavía hay crímenes del régimen militar que no son esclarecidos.
Por eso, resulta significativa la masiva presencia popular -estimada en al menos 50.000 personas- en las calles de Santiago que se vio este domingo, cuando Carabineros despidió a su general director, José Alejandro Bernales, y a la comitiva de cinco personas -entre ellas su esposa y tres oficiales- que lo acompañaba en Panamá hasta el jueves pasado, cuando la caída de un helicóptero segó sus vidas.
El denominado "general del pueblo" se ganó el reconocimiento de la gente gracias a su tono amable pero enérgico y, sobre todo, por el lado más humano que exhibió en las varias ocasiones en que debió sepultar a "sus carabineros" muertos en servicio.
Además, Bernales puso en su gestión un fuerte énfasis en combatir la delincuencia, una de las principales preocupaciones de la ciudadanía, y ordenó -por ejemplo- que los comisarios de todas las unidades del país no podían apagar sus teléfonos celulares, debían estar 24 horas al día disponibles.
Pero además, algo que reconocen sus subalternos, el mandato de Bernales -que concluía a fines de 2009- destacó por buscar fórmulas para mejorar la calidad de vida y trabajo de los 43.000 carabineros que sirven a lo largo y ancho de la nación.
Son esas características las que lo hicieron querido por "sus carabineros" y por chilenos anónimos, así como por sus camaradas de otras ramas de las Fuerzas Armadas y particularmente personeros del Gobierno.
Por ello no resulta extraño que dos subsecretarios, Felipe Harboe (Interior) y Javiera Blanco (Carabineros) lo lloraran tanto como sus hijos, tal como Bernales los había acogido en su familia.
Ni la Presidenta Michelle Bachelet pudo abstraerse de la calidez humana que tenía el oficial, porque la jefa de Estado debió luchar contra las lágrimas que se reunían en sus ojos mientras lo despedía en el patio de honor de la Escuela de Carabineros.
El trayecto al Parque del Recuerdo fue otra postal histórica, miles de chilenos con banderas y pañuelos saludando el cortejo, por las mismas calles donde tiempo atrás se festejaba la muerte de otro uniformado.
El gesto fue reconocido por dos de sus tres hijos, Francisco Bernales Bianchini y Alejandro Bernales Bianchini
Así, el general José Alejandro Bernales Ramírez, su esposa, Teresa Bianchini, los comandantes Ricardo Orozco y Oscar Tapia, la señora Carolina Reyes de Tapia y el capitán Mauricio Fuenzalida tuvieron una despedida popular, respetuosa, llena de cariño y atípica en un país que aún no supera todos sus quiebres.
Lo invitamos a revivir los detalles de la jornada más triste de Carabineros, que Cooperativa.cl, minuto a minuto, llevó a Chile y el mundo. (Cooperativa.cl)
