Con la aprobación del nuevo sistema electoral en Chile se implementa también la conocida "Ley de Cuotas" que intentará equiparar la participación de hombres y mujeres en la política.
Esta ley plantea que los partidos políticos no pueden presentar más del 60 por ciento de sus candidatos de un solo sexo y tampoco menos del 40 por ciento, sean hombres o mujeres. Eso sí, la medida no asegura el escaño, sino que sólo se centra en las candidaturas.
Hoy en Chile, las mujeres representan el 15,8 por ciento de los diputados mientras que en la Cámara Alta las senadoras llegan al 15,79 por ciento.
La ley tiene como fundamento dar mayor representatividad a la mujer en la política, en un contexto en el que ésta se ve discriminada por la cultura y los distintos códigos que las relegan de los roles de autoridad.
Pero, ¿Qué opinan las mujeres?
"Discriminación positiva"
Muchas críticas apuntan a que la ley es discriminatoria debido a que no se debiese hacer una diferencia entre mujeres y hombres en política.
Sin embargo, parlamentarias opinan que esta distinción entre sexos ya existe actualmente mediante los códigos culturales que relegan al sexo femenino de roles importantes, y que por lo tanto una "discriminación positiva" sería necesaria.
Así lo afirma la directora de Producción de Comunidad Mujer, Jessica González, quien expone que "hay factores socioculturales que son fuertes y que los partidos representan bastante bien. Las fuerzas de poder y la competencia cada vez que se generan procesos de elecciones es alto en un partido, y en esa competencia las mujeres son desplazadas primeramente".
González afirma que la Ley de Cuotas ha aumentado la representación femenina en países como Argentina, México o Ecuador, y que con esto, a su vez, hay "mayor factibilidad de poder impulsar y llegar a probar políticas en torno a la igualdad de género".
La directora manifiesta que históricamente los "espacios masculinizados" han llevado a una indiferencia en ciertos temas y a una complejidad en el avance de los derechos femeninos, por lo que plantea que la medida "enriquece el debate, enriquece la discusión y permite tener leyes mucho más representativas para la sociedad".
Inicialmente la diputada de la UDI, Marisol Turres, estaba en contra de la ley por considerarla innecesaria, sin embargo, tras conocerla en detalle la parlamentaria reconoce que sí es útil "por un tiempo".
Marisol Turres cambió de opinión a favor de la medida. (Foto: Agencia UNO)
Turres explica a Cooperativa.cl que "con el correr del tiempo, y al ver que la participación de la mujer no aumenta, que seguimos con los mismos problemas para conseguir recursos, por ejemplo, para financiar una campaña, me convenció finalmente que las cuotas son necesarias por un tiempo".
Cambios en la legislación
Clemira Pacheco, diputada del Partido Socialista, manifiesta que una mayor representación femenina en el parlamento fortalece un equilibrio entre hombres y mujeres y sus distintas perspectivas en las diferentes leyes.
"Si logramos aumentar (la representación femenina) esto significa una mirada distinta, se va complementando la mirada de las leyes que se van a conseguir, sobre todo ahora que hay todo una agenda de género que la Presidenta tiene en relación con lo que es el aborto, por ejemplo, todo lo que significa fortalecer más el Ministerio de la Mujer (…) o la adopción de hijos", manifestó.
Clemira Pacheco considera la Ley de Cuotas una acción beneficiosa para el parlamento. (Foto: Agencia UNO)
En la misma línea se manifiesta Paulina Weber, directora del Movimiento Pro Emancipación de la Mujer Chilena (Memch): "Yo estoy convencida que esta ausencia de las mujeres en los espacios de toma de decisión tiene mucha relación con la calidad de la política. Las mujeres están mucho más conectadas a la realidad que viven la mayoría de las personas, principalmente los sectores populares".
Weber agregó que "teoricamente está la disposición, pero en definitiva esta discriminación se reproduce. Cuando están hombres a cargo de los procesos de decisión, ellos no sienten como una demanda propia que hayan más mujeres representantes".
Paulina Weber cree que la ausencia en la toma de desiciones de las mujeres afecta la política. (Foto: Recoleta.cl)
¿Sólo por llenar cupos?
Uno de los cuestionamientos habla sobre si las parlamentarias escogidas serán postuladas para llenar los cupos mínimos, aún sin tener las aptitudes necesarias para el cargo.
La diputada UDI Marisol Turres afirma que "es un riesgo que indudablemente se corre, que duda cabe. Por lo mismo también lo ideal es que vaya un incentivo al partido político cuando esa mujer sea electa, es decir, (…) que también el partido tenga algún incentivo para llevar a mujeres que sean competitivas".
Jessica González, de Comunidad Mujer, añade que los partidos deben monitorear que la medida se lleve a la práctica de la manera apropiada, donde éstos generen acciones para contar con mujeres que tengan formación y darle espacios para que ejerzan de forma adecuada.
"Actualmente los partidos políticos en promedio tienen más del 50 por ciento de militantes, o sea mujeres existen, pero siempre han estado atrás en el apoyo para fomentar y permitir que los varones lleguen a ocupar los cargos de elección", añadió.
Problema cultural
Añadiendo una mirada masculina, desde Libertad y Desarrollo el cientista político Jorge Ramírez se manifiesta contrario a esta ley y explica: "No es que esté de acuerdo con que las mujeres estén relegadas, es una constatación de hecho. Es cosa de mirar los datos y efectivamente hay menos mujeres representadas en el Congreso", pero cree que la medida no apunta a la causa que provoca la baja representación femenina.
Para Ramírez, las cuotas sí logran aumentar la representación política de las mujeres, pero las causas que provocan la desafección del género tienen su raíz en la cultura, y que no se puede solucionar institucionalmente.
"Hay un problema más de fondo que no puede ser resuelto por la Ley de Cuotas y es absolutamente cultural, que tiene que ver con la estructuración de roles que juega la actividad política en una sociedad que es un tanto machista", manifiesta.
Ramírez agrega que los procesos son evolutivos y que las instituciones no los pueden forzar, adjudicando que la paridad de género debe tener solución en un curso natural de la cultura.