Eneas Espinoza, uno de los denunciantes públicos de los abusos sexuales cometidos por religiosos al interior del Instituto Alonso de Ercilla, perteneciente a la congregación de los Hermanos Maristas, dijo a Cooperativa que existen casos recientes que aún no están prescritos y que, por ende, sus responsables aún pueden ser investigados y juzgados por los tribunales.
Espinoza, Jaime Concha e Isaac Givovich han sido algunos de los ex alumnos que durante los últimos meses han dado a conocer sus testimonios a través de los medios de comunicación. Se trata de hombres adultos, en cuyos casos los abusos ocurridos durante su época de escolares caen en el ámbito de la prescripción, pues se produjeron hace más de 10 años. Sin embargo, el denunciante dijo conocer de la existencia de otras situaciones que sí están, todavía, al alcance de la Justicia.
"Respecto a casos nuevos, yo no estoy autorizado a entregar información de otras denuncias, pero lo que sabemos, como sobrevivientes (de los abusos), es que no todos los casos están prescritos; hay varios casos que se encuentran vigentes, que podrían ser juzgados con la ley actual", afirmó a El Diario de Cooperativa.
"Eso es muy importante para toda la causa, en general, porque los modos de operar, las formas en las cuales estos abusadores actuaron sobre nosotros se repiten en los casos que todavía pueden ser investigados", dijo Eneas Espinoza.
"Si no denunciábamos la congregación seguiría tapando todo"
El ex alumno, que actualmente reside en Buenos Aires, comentó las acciones judiciales y de presión pública que están realizando actualmente sobre los maristas, con apoyo de la Fundación para la Confianza –que lidera José Andrés Murillo, denunciante del caso Karadima- y el abogado Juan Pablo Hermosilla, y donde piden investigar incluso el posible delito de "asociación ilícita".
"Para nosotros ha sido muy difícil, muy complicado realizar esta denuncia, por el peso que tiene: primero, enfrentar tus recuerdos, y en segundo lugar tener que salir a denunciar porque no te queda otra. Si tenemos que salir en los medios, hacer denuncias públicas, salir en los diarios, aparecer en la radio, en la televisión, es porque si no salimos a denunciar, la congregación sigue tapando los abusos... Nuestra sensación es que, en una situación ante la espada y la pared, la congregación tuvo que salir a hablar, pero ellos no tuvieron nunca el deseo ni la voluntad de hacerlo, siempre fue en reacción a nuestras denuncias", acusó.
"El hermano marista Abel Pérez confesó ante la congregación hace más de siete años que estaba cometiendo este tipo de delitos sexuales y la congregación no hizo nada al respecto. La Justicia tendrá que determinar si eso es un delito de encubrimiento o asociación ilícita; frente a qué figura legal nos encontramos", advirtió.
La carta de los ex alumnos
Espinoza también se refirió a la "declaración pública de apoyo a los sobrevivientes" de abuso difundida por ex alumnos –firmada, actualmente, por más de 800- donde hacen una serie de exigencias a la orden.
"Llamamos a la congregación a traer a Chile a la brevedad a todo religioso o laico sospechoso en los casos de abuso sexual contra menores que no se encuentre en el país, a fin de que pueda responder ante la Justicia", dice la misiva en uno de sus párrafos.
"Mi abusador se llama Adolfo Fuentes, un hermano marista, (...) y nunca nos terminaron de confirmar si lo trajeron a Chile o no. En esto hay que ser muy claros: los hermanos maristas, si bien no son sacerdotes, son religiosos que tienen votos, y uno de ellos es obediencia. (Por este motivo), si el superior de la congregación le dice a mi abusador que tiene que presentarse ante tribunales, que tiene que viajar a Chile y ponerse a disposición de la Justicia, él lo tiene que hacer, y si no lo hace, lo puede expulsar de la congregación. Eso es claro; no es la voluntad de mi abusador si quiere o no quiere presentarse, es un tema de la congregación poner a estas personas (al alcance de la Justicia) utilizando las herramientas que tiene", explicó Eneas.
"Pueden estar operando para encubrirse"
Otro de los puntos de la carta exige "que los hermanos involucrados en las denuncias sean retirados de la vivienda de la Comunidad Marista de Sótero Sanz (en Providencia), a fin de evitar cualquier posibilidad de encubrimiento por parte de los mismos".
El denunciante comentó que esta petición tiene "dos razones: primero, parece de total injusticia que personas que están sospechadas y denunciadas estén viviendo una especie de 'retiro dorado', en el cual se encuentran con todas las atenciones y todos los cuidados".
El segundo aspecto es que, en la residencia marista, siguen "en contacto directo con la comunidad, y si bien no están cerca de los niños, sí lo están con el resto de los hermanos maristas con el resto de la gente que trabaja en la congregación, lo cual preocupa mucho".
Desde esa posición "ellos podrían estar operando para encubrirse, pudiesen estar teniendo acceso a pruebas; a una serie de elementos que son fundamentales para poder investigar estos abusos... Ellos se encuentran adentro de la misma comunidad en la cual cometieron esos abusos. Por eso los ex alumnos piden que, por favor, sean retirados de ahí", afirmó.