El médico Jaime Concha, miembro del grupo de "sobrevivientes" que han denunciado abusos sexuales cometidos por religiosos al interior de la Congregación de los Hermanos Maristas, comentó en Cooperativa la reacción del papa Francisco al informe redactado por Charles Scicluna tras su reciente misión a Chile.
Concha aludió -tal como lo hizo el pontífice en su carta pública a los obispos chilenos- a las "vidas crucificadas" de las víctimas, y puso énfasis en el dolor que la situación está causando en este momento a sus familias, quienes, afirmó, también merecen que se les pida perdón.
Jaime Concha dijo a El Diario de Cooperativa que es "una buena noticia que el papa, por primera vez en la historia, reconozca un error y pida perdón", pero indicó que esto recién pone a los denunciantes en una situación donde se reconoce que estaban diciendo la verdad, algo que debió haber ocurrido desde un comienzo.
"Ése es el primer paso en este proceso hacia la justicia: que les crean siempre a las víctimas de abuso. Después viene todo el proceso de sanación, del cual es parte la búsqueda de justicia. Sin justicia no puede haber sanación y, obviamente, también debe haber la reparación necesaria", explicó.
"Hemos sufrido en silencio"
"Lo ha dicho el papa en sus palabras son nuestras palabras: nuestras vidas han sido crucificadas; el abuso es un tatuaje que queda marcado para siempre en el alma de todo niño, niña o adolescente. Nos fracturaron la vida, la sexualidad, la masculinidad, la inteligencia emocional y la espiritualidad", relató.
"Hemos sufrido en silencio con nuestro secreto, con este dolor, esta angustia, esta tragedia, en este infierno mucho tiempo, muchas décadas, y una vez que uno comienza a hablar le traspasa todo este dolor, toda esta tragedia a la familia", explicó.
"Nuestras familias también fueron víctimas"-
Los cercanos, "en un principio, como toda persona, niegan lo que haya pasado, no lo creem, y después los afecta y viene la sensación de sentirse responsables, sentir que fallaron; sentir culpa por no habernos cuidado adecuadamente, y después empieza un proceso en que se dan cuenta de que también –como nosotros- fueron víctimas, traicionadas en su confianza", detalló.
El médico -quien este lunes se reunirá con los obispos Alejandro Goic y Juan Ignacio González, integrantes del Comité de Protección para la Infancia de la Conferencia Episcopal- dijo que espera de la Iglesia chilena lo mismo que del papa Francisco: "Que se den señales de acciones concretas en el corto, mediano y largo plazo para enfrentar esta tragedia".
"Esperamos que haya un perdón concreto, y que haya una palabra también hacia nuestras familias, que están sufriendo ahora, no hace 40 años; porque muchos de nosotros recién estamos hablando ahora (...) Necesitamos que ahora los obispos nos cuiden todo lo que no nos cuidaron antes", sentenció.