La teóloga Marcela Aranda fue la primera denunciante del sacerdote Renato Poblete, cuya acusación destapó los múltiples abusos cometidos por el capellán del Hogar de Cristo, comprobados luego por un informe de la orden religiosa que determinó la existencia de al menos 22 víctimas mujeres -entre ellas una niña de 3 años- entre 1960 y 2008.
A casi dos años de haber denunciado los abusos que sufrió entre 1985 y 1993, y que comenzaron cuando tenía entre 19 y 20 años, Aranda aceptó el acuerdo económico reparatorio propuesto por la Compañía de Jesús, aunque "decepcionada" por cómo lo abordó la orden, para cerrar esa arista de este doloroso capítulo de su vida.
Para llegar a ello hubo negociaciones por más de un año con una comisión formada por los jesuitas, donde Aranda fue representada por el abogado Juan Pablo Hermosilla, y que iniciaron luego de la investigación de la Compañía que comprobó los abusos de Poblete, fallecido en 2010.
Según cuenta la teóloga a La Tercera, el primer acercamiento fue en octubre de 2019, cuando ella pidió a los jesuitas costear varios gastos médicos -ginecológicos, dentales, terapias y medicamentos- que debía cubrir como consecuencias del daño provocado por los abusos, pero la orden se negó.
"Tuvimos varias conversaciones, unas diez veces, para tratar de hacer entendible cuál era el sentido de lo que yo estaba pidiendo, pero se dieron una serie de excusas, de que la compañía no se puede hacer cargo de por vida de alguien. Me sentí revictimizada, como que me pagaban, como que me hacían un favor", recordó.
Como contrapropuesta, los jesuitas ofrecieron un monto elaborado según tramos, una suerte de escala "estandarizada" de montos de dinero que dependen de la gravedad de los abusos; según el abogado de Aranda, la congregación le propuso el valor más alto.
Así, en junio de este año decidió cerrar ese capítulo y aceptar el acuerdo. Pero "fue una decepción terrible, me angustié. El dinero no te repara la vida, por muy importante que sea la cifra, porque la sensación que tienes es: 'Mira, yo te doy esto, ya no molestes más'. Es una sensación de abandono".
Asimismo, optó por no transparentar el monto. "Prefiero no decirlo, porque esta catalogación que se hizo de los abusos dejó a gente muy dañada, por abusos catalogados como leves", dijo.
QUERELLA POR ENCUBRIMIENTO
En paralelo, reveló al rotativo que ayer jueves ingresó una querella por presunto encubrimiento de los múltiples abusos cometidos por Poblete durante casi medio siglo. "Su objetivo es mi compromiso con la verdad y la justicia. Y eso es parte de mi proceso de sanación", manifestó.
Aunque reconoce no saber "si esto está prescrito o no", consideró "indispensable que el Estado chileno investigue los posibles encubrimientos, los cómplices y las responsabilidades institucionales, tanto en la comisión como en el ocultamiento de la información, porque a mí no me parece creíble que, después de leer el informe (del abogado Waldo) Bown, estos abusos hayan ocurrido contra tantas mujeres durante más de 40 años de la vida de Renato Poblete y que nadie haya oído ni visto nada".
De hecho, tras leer la investigación de Bown, encargada por la Compañía de Jesús tras la primera denuncia -de ella misma-, quedó "con la convicción de que en este informe hay antecedentes más que suficientes como para abrir una investigación respecto del encubrimiento".
En este marco, valoró que en la orden "nunca me pidieron silencio, ellos siempre supieron lo de la presentación de la querella".
En la arista penal, en octubre de 2019 la Fiscalía Metropolitana Sur incautó la información derivada de la investigación realizada por la Compañía de Jesús en contra del cura Poblete.
Aranda prestó declaración ante la PDI en marzo de ese año, por lo que "tienen toda la información" de su caso, precisa ella; en tanto, este año fue contactada por el Ministerio Público para que respondiera preguntas, "pero como no estaba en Chile y estaba sola, afuera, no creí que fuera el momento adecuado, sin el apoyo familiar", puntualiza.