"Se me pide una obediencia que violenta mi libertad de conciencia y atrofia mi vocación". De esta manera el sacerdote Felipe Berríos confirmó su renuncia a la Compañía de Jesús, congregación a la que ingresó cuando tenía 21 años en 1977, en medio de la investigación en su contra por una denuncia de abuso sexual.
La investigación realizada por la Iglesia Católica estableció "la verosimilitud de actos de significación sexual de distinta relevancia que habrían afectado a siete mujeres jóvenes y adolescentes", por lo que se le impusieron tres medidas cautelares: La suspensión del ejercicio sacerdotal, no trabajar con menores de edad y fijar su residencia en Santiago. Esto último le significó dejar su casa en el campamento Luz Divina, ubicada en el sector de La Chimba, en la Región de Antofagasta.
A través de una carta dirigida a "los jesuitas", Berríos acusó sentirse "maltratado por el gobierno de la Compañía, que tanto quiero. Sus ambiguas declaraciones a la prensa han sido condenatorias. Todo esto en un proceso mediático con filtraciones intencionadas que me han perjudicado".
"Entiendo que el Provincial tenga que ser ecuánime ante una investigación y que deba aplicar los protocolos, pero eso no significa que no deba acogerme con algo de empatía, velando por la presunción de inocencia", puntualizó en el escrito.
En esta línea, afirmó que la postura de la congregación "me ha puesto en una situación en que se me hace imposible vivir la obediencia jesuita. Lo que se me ha impuesto en estos meses -vivir alejado de mi comunidad de La Chimba- me plantea un dilema que nunca debería haber existido. Se me pide una obediencia que violenta mi libertad de conciencia y atrofia mi vocación".
"Jamás debería haber existido este dilema; en que para vivir mi vocación de jesuita debo de renunciar a ser jesuita. Durante siete meses he agotado todas las instancias de gobierno para tratar de revertir este dilema. Pero siempre he tenido la misma e infundada respuesta: debo quedarme en Santiago por tiempo indefinido", puntualizó el religioso.
"Por ahora volveré a La Chimba a compartir la vida de los excluidos, misión que la Compañía me había dado", destacó.
Finalmente, señaló que "queriendo profundamente a la Compañía de Jesús, y estando agradecido por todo lo que ella me ha dado, y muy consciente de que gracias a ella he podido identificarme con el Señor y su evangelio, por lealtad a la misma Compañía, debo renunciar a ser jesuita".
Por el momento, la postura de Berríos es renunciar a los jesuitas y no al sacerdocio.
"LAMENTAMOS LA DECISIÓN"
Desde la Compañía de Jesús reaccionaron a la renuncia de Berríos, advirtiendo que por le momento sigue siendo jesuita: "Lamentamos mucho la decisión que ha tomado. Lo animamos a tener paciencia y esperar la decisión que se tomará en Roma", detalló la congregación, según consignó La Tercera.
"Para formalizar su renuncia debe dirigir esta solicitud al Padre General de la Compañía, indicando las razones para ello. Si, además quisiera pedir la pérdida del estado clerical y dispensa del celibato, deberá escribir al Papa indicando también sus razones. Esas instancias deberán pronunciarse respecto de su solicitud. Mientras lo anterior no ocurra, Felipe sigue siendo jesuita y el proceso canónico sigue su curso", explicaron.
A esto sumaron que han "dado curso a los procesos que corresponden, de acuerdo a sus protocolos y a los requerimientos de la Iglesia, los que aplican de igual manera a todo jesuita que sea denunciado por cualquier delito canónico, sin excepciones. Esperamos que las instancias canónicas puedan esclarecer la verdad".
"La Compañía de Jesús tiene el deber de abordar con seriedad cada denuncia que reciba y trabajará comprometidamente para avanzar en verdad y transparencia con cada una de ellas", cerraron.