"Tenía que invocar al diablo para que no me pasara a mí" y "el Joker me dijo 'mátalo'". Ésas son las razones que entregó Diego Valdés, reo de 41 años, que decapitó a su compañero de celda en la cárcel de Concepción, según contó al médico psiquiatra que lo evaluó.
De acuerdo con La Tercera, el interno relató los hechos al médico de la Defensoría Penal Pública (DPP) Nelson Pérez, quien le tomó un examen psicológico el martes -un día después del asesinato- con el fin de ratificar el supuesto estado de enajenación mental en el que se encontraba esa vez.
En su relato, Valdés contó que su víctima, Vincent González (27), era un amigo: "Nos conocimos de antes, en Arica. Vivimos varias veces juntos en los penales".
Esto, dada la situación de aislamiento que vivía al interior del recinto en Concepción: "Yo venía del módulo 52. Salí porque empecé a agredir a todos, porque estaban hablando de mí; eso fue hace como 10 días. Me pegaron puñaladas, querían matarme", aseguró Valdés.
"(Cuando me trasladaron) al módulo 42, hace como seis días, igual ahí todos hablan de mí: se tocaban la cara, se agarraban los ojos, ponían las manos en las piernas... no sé qué me querían demostrar con todo eso. Como que quieren decirme algo; por eso al final me aíslo, para evitar todo eso", dijo al médico.
"Hablamos de la ouija y que existía el pacto con el diablo"
De acuerdo con el matutino, el interno narró que antes de asesinar a la víctima se pusieron "a hablar de la ouija; que los que jugaban eso quedaban malditos para siempre. (Concordamos en) que sí existía el pacto con el diablo".
"Al final hablamos del Joker, el bufón ese de la carta. Estuvimos harto rato así, y él estaba armando su cama. Y sí, vi al Joker en la muralla: me dijo 'mátalo', y yo pensé 'también le tiene que haber dicho eso mismo, así que es él o soy yo'", dijo el reo.
Valdés continuó: "Ahí con un cordón lo asfixié hasta que se murió. No hizo nada de ruido. (Después), le puse una puñalada en el corazón y le cercené el cuello. Es que era para poder hacer el pacto con el diablo, era hacer un sacrificio de sangre, como los mayas", detalló.
"Tenía que invocar al diablo para que no me fuera a pasar nada a mí, así que ahí escribí el 666 en la muralla y también hice la estrella de David, (porque) igual podía servir", afirmó.
Por último, el presunto homicida expresó que está "tranquilo en la pieza ahora, porque esa es la 'ganá': tenerlo a él (al diablo) de amigo, para que me saque todas estas personas que me miran. Pero igual tengo que seguir mirando el suelo, igual me miran y hablan de mí".
"Creo que no está funcionando el pacto... no le hecho nada a las personas yo", lamentó Valdés.
Frente a este relato, Pérez concluyó en el examen que "el imputado, al momento de la evaluación, se encuentra con un Episodio Psicótico Paranoide que requiere hospitalización, estudio médico y tratamiento lo antes posible, además de observación, a fin de lograr una remisión del cuadro, junto con intentar clarificar el origen nosológico del episodio y así además fijar pronóstico".
Valdés actualmente se encuentra recluido en el Recinto Penitenciario Especial de Alta Seguridad (REPAS) en Santiago, lugar al que fue trasladado tras el crimen.
Sin embargo, su defensa -que presentó un recurso de amparo en contra de Gendarmería- pidió que fuera derivado urgentemente a un centro psiquiátrico, debido a su eventual condición mental y tras sufrir una golpiza por parte de otros internos.