Por segundo día, jueza interrogó al "testigo clave" del caso Anfruns
Fuentes judiciales estiman que Dobra Lusic podría encausar por falso testimonio al carabinero (r) que acusa a agentes de la dictadura por el crimen del niño, en 1979.
Fuentes judiciales estiman que Dobra Lusic podría encausar por falso testimonio al carabinero (r) que acusa a agentes de la dictadura por el crimen del niño, en 1979.
La jueza Dobra Lusic interrogó este viernes, por segundo día consecutivo, al teniente en retiro de Carabineros Jorge Rodríguez Márquez, quien asegura que el crimen del niño Rodrigo Anfruns, cometido en 1979, fue perpetrado por agentes de la dictadura militar.
Rodríguez, quien está en calidad de detenido, ha sido careado por antiguos compañeros de armas, ninguno de los cuales ha ratificado su versión, por lo que fuentes judiciales estiman que el retirado policía podría ser procesado por falso testimonio.
Esta resolución podría marcar el fin de la reapertura del caso Anfruns, pues implicaría que la jueza descarta la tesis respaldada en el testimonio de Rodríguez, quien asegura que dos civiles -a quienes sindica como agentes de seguridad- dejaron el cadáver del menor en el lugar donde fue hallado, tras su secuestro.
Incluso, el teniente (r) recuerda que detuvo a los autores de este hecho, pero una orden superior en la Comisaría de Providencia dejó sin efecto este arresto.
La historia del niño que movilizó a un país
Rodrigo Anfruns Papi, de seis años, jugaba en el antejardín de la casa de sus abuelos, en las cercanías de la intersección de Miguel Claro con Sucre, comuna de Providencia, cuando desapareció, un día 3 de junio de 1979.
De la desesperación de su familia se hizo parte el país completo, que clamó por el retorno sano y salvo del menor, que se presumía secuestrado. La repercusión del hecho fue tal, que incluso figuras del espectáculo hicieron emotivos llamados, a través de la televisión, para lograr la liberación de Rodrigo.
Las policías movilizaron numerosos recursos e incluso en el caso colaboraron agentes de los organismos represivos de la dictadura de Augusto Pinochet. Sin embargo, hubo nulas pistas sobre el paradero del infante.
Tras 11 días de agonía, el 14 de junio de 1979, el cuerpo sin vida de Anfruns fue hallado en un sitio eriazo, situado a los pies del hogar de sus abuelos, el que había sido registrado en varias ocasiones, incluso con la ayuda de perros adiestrados.
El culpable, según la Policía de Investigaciones de la época, fue un menor de 16 años, individualizado con las iniciales P.P.V., quien condujo a los detectives al lugar, tras confesar su crimen. La versión indicó que el cadáver siempre estuvo en una sola parte y, misteriosamente, pasó inadvertido para decenas de uniformados que recorrieron la zona buscándolo.
Las diligencias posteriores y la edad del supuesto homicida hicieron que, rápidamente, el juez Ricardo Gálvez, quien actualmente es ministro de la Corte Suprema, cerrara el caso. Además, Investigaciones recibió públicas felicitaciones de parte de La Moneda, encabezada por el entonces los ministros del Interior y Justicia de Pinochet, Sergio Fernández y Mónica Madariaga, respectivamente.
Sin embargo, las numerosas dudas que generó el caso, sobre todo cómo pudo un cuerpo estar 11 días en un sitio eriazo registrado en varias ocasiones, siempre hicieron pensar a la familia Anfruns Papi que la verdad no se condijo con la resolución legal del proceso.
De acuerdo a versiones desarrolladas por el libro "Una verdad pendiente", de la periodista Soledad Pino, Rodrigo Anfruns Papi fue secuestrado por error, por agentes de los servicios de seguridad de la dictadura, por una rencilla personal entre oficiales de las Fuerzas Armadas.
Dos bandos se disputaban la participación en una operación de tráfico de armas, y problemas surgidos en la operación ilegal motivaron a un grupo a idear el secuestro de una menor, para intimidar a su familia, de la que era parte uno de sus enemigos.
El plagio se materializó, pero aunque el objetivo no era Anfruns, el niño cayó en las manos de militares, quienes a pesar de haber cometido un crimen, pudieron encubrir su accionar a raíz de su posición en el régimen. (Cooperativa.cl)