El presidente del máximo tribunal reconoció que la Justicia fracasó muchas veces, al estar supeditada a las instrucciones de las autoridades del gobierno dictatorial.
En su discurso de inauguración del año judicial 2005, el presidente de la Corte Suprema, Marcos Libedinsky, defendió la labor de los jueces durante la dictadura, momentos en que muchas veces fracasaron frente a las órdenes que daba la autoridad ejecutiva.
Tal como lo mencionó en el discurso del año pasado, indicó que en los años del régimen militar no estaban dadas las condiciones para la aplicación de justicia, y mencionó que los tribunales fueron víctimas de desinformación, lo que hacía imposible investigar.
"Hubo intentos de hacer justicia a pesar de las condiciones imperantes, pero, con todo, esos intentos resultaron fallidos", declaró.
En este sentido, expresó, tanto la justicia como la libertad, sólo son viables en democracia.
Como ejemplo de ello, Libedinsky recordó que en enero de 1977, que él y el ministro Adolfo Bañados, acogieron el único recurso de amparo interpuesto por la familia de Carlos Humberto Contreras Maluje, militante comunista detenido en 1976, luego de ser atropellado por un microbús en Santiago.
A pesar de que la libertad de Contreras Maluje estaba decidida, un oficio del Ministerio del Interior fue dirigido al presidente de la Corte de Apelaciones, en el que declaraba que "no está ni ha estado detenido o arrestado por algún servicio u órgano de seguridad o dependiente del Poder Ejecutivo", por lo que su libertad era imposible. Además, los responsables de la cartera señalaron que no tenían antecedentes de su paradero.
"En este caso particular, lo que ocurrió es que hubo testigos que eran nada menos que funcionarios de Carabineros", que luego atestiguaron y constataron que el militante comunista había sido apresado por funcionarios de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA).
Para el magistrado, el entonces ministro del Interior César Benavides y su subsecretario, Enrique Montero Marx faltaron a la verdad, pues "no había ninguna duda, aunque el ministro del Interior, o quien quiera, nos pudiera haber dicho: 'no, no se detuvo'".
"Nosotros teníamos la absoluta certeza (de que sí fue detenido), porque existían declaraciones de cuatro o cinco carabineros que tomaron el procedimiento como si hubiera sido un atropello efectuado por un microbús", manifestó Libedinsky.
"En definitiva este asunto, en lo personal, me dejó, por una parte, sentimientos de profunda amargura y, por otra, dos satisfacciones. La amargura, es la de haber contribuido a despertar, por un breve lapso, las esperanzas de la familia de Contreras Maluje en el sentido de que éste recobraría su libertad. Las satisfacciones: son que María Adriana Pablos de Contreras Maluje dijo, en su oportunidad, 'reconozco que guardo especial cariño para dos jueces, Adolfo Bañados y Marcos Libedinsky, que no tuvieron temor y acogieron el recurso de amparo de Carlos. Ellos no tienen la culpa de que su sentencia haya quedado sin cumplirse'", expresó.
