El ex fabricante de armas y empresario chileno Carlos Cardoen, acusado por Estados Unidos de exportación ilegal de circonio a Irak en la década de 1980 y falsedad documental, conversó con Cooperativa sobre el fallo de la Corte Suprema que este lunes rechazó por unanimidad su extradición al país norteamericano.
El máximo tribunal confirmó así la sentencia a favor del multimillonario dictada el pasado marzo por el juez Carlos Aránguiz, que estableció que los antecedentes aportados por EE.UU. "no son suficientes" para dar trámite al traslado.
Sobre Cardoen (Santa Cruz, 1 de mayo de 1942) pesa desde 1993 una orden de detención internacional emitida por Interpol, conocida como "alerta roja", a raíz de una denuncia de Washington, que le ha impedido varias veces salir del país.
La Casa Blanca acusa al magnate de importar a Chile este mineral estratégico para fabricar bombas de racimo y vendérselas hasta 1991 al régimen de Saddam Hussein, del que fue uno de sus principales proveedores de armas.
El Departamento de Justicia de EE.UU. envió en marzo de 2019 una solicitud formal para el arresto del empresario, después de que el proceso estuviera detenido durante años.
El giro en la relación entre Washington y Cardoen ocurrió supuestamente cuando Hussein invadió Kuwait (1990) y empezó a ser considerado un líder no grato por el gobierno estadounidense.
"Cuando esto se inició, como empresa estábamos proveyendo a Irak, país aliado de EE.UU., elementos de defensa producidos en Chile, con ingeniería chilena, que compitieron directamente con productos norteamericanos", dijo Cardoen, vía telefónica, a Cooperativa.
"Se sabe que los países desarrollados establecen una cierta hegemonía y, al haber competido contra empresas norteamericanas y haberles ganado todos los contratos en las licitaciones en las que participamos, esto desató -a su juicio- la acción del aparato que maneja el poder", conjeturó el septuagenario empresario.
El politólogo Guillermo Holzmann, experto en temas de defensa y materias internacionales, explicó que Cardoen "hizo un desarrollo tecnológico de la época, generó una capacidad de bombas de racimo (también denominada clúster), que particularmente son bombas que al llegar a una determinada altura se separa una serie de otras pequeñas bombas, cubriendo un mayor área de territorio y, por lo tanto, generando un mayor daño al enemigo".
Cardoen, consultado sobre los pasos que tomará tras el fallo favorable de la Suprema, recalcó que "lo que hay todavía pendiente es una alerta roja. Ahora tenemos la oportunidad de poder preocuparnos de ella, porque es absolutamente ilegal".
"Impuesta por la autoridad norteamericana a través de Interpol, la restriccción o alerta roja es una medida que se estableció para buscar y encontrar prófugos de la Justicia, pero yo no he sido nunca prófugo", subrayó.
