El médico Ennio Vivaldi, referente mundial en trastornos del sueño, lleva desde 2014 al frente de la estatal Universidad de Chile, el centro de estudios más importante y contestatario del país y de donde han salido algunas de las mentes chilenas más brillantes, como el nobel Pablo Neruda.
En un momento de máxima efervescencia, con un primer aniversario del llamado "estallido social" ensombrecido por graves desmanes, el rector (Concepción, 1950) reflexionó en una entrevista con Efe sobre el rol de los estudiantes en la convulsionada política chilena y su "necesaria" implicación en el proceso constituyente que se abrirá en el país con el histórico plebiscito del próximo domingo.
— Los estudiantes llevan desde 2006 en las calles, primero con la "Revolución Pingüina" a favor de una mejor educación pública y luego con las marchas de 2011. La ola de protestas del año pasado, las más graves desde el fin de la dictadura (1973-1990), la detonaron los secundarios, pero enseguida se unieron los universitarios, ¿puede el Chile de hoy entenderse sin sus jóvenes?
Una de las grandes fallas que tuvo el sistema político chileno en los últimos tiempos fue no haberles prestado la atención que requerían, los partidos dejaron de tener eco dentro de la juventud y eso que, en Chile, los jóvenes están muy politizados, incluso los estudiantes de educación media ya tienen afinidades políticas.
El desencanto hoy en día total. Hay un desacoplamiento entre la política formal y la juventud. Lo que estamos viendo es muy grave y es una desconfianza en la posibilidad de conversación. Es fundamental abrirnos a un debate a fondo sobre qué sociedad queremos construir. Es esencial que los jóvenes perciban que hay un camino. Si no somos capaces de mostrárselo, como ocurre ahora, nos encaminamos hacia una situación nihilista y trágica para todos.
— Pese a esa gran desafección hacia la política y a la alta abstención que los jóvenes han mostrado en elecciones pasadas, ¿cree que saldrán en masa a las urnas para decidir si quieren reemplazar o no la actual Constitución, heredada de la dictadura?
Espero que lo hagan y los llamo fervientemente a ello: por favor, vengan a votar. No importa lo que voten, solo que lo hagan y que demuestren que están disponibles para un proceso de conversación y dialogo.
— Usted se ha mostrado partidario del cambio constitucional y de que el nuevo texto lo escriba un órgano integrado totalmente por ciudadanos electos para ese fin, ¿por qué necesita Chile una nueva Constitución?
Es fundamental preservar el carácter pluralista de la institución y entender que la Universidad de chile no es una pieza de ajedrez en la política, aquí vienen alumnos, profesores y trabajadores de todas las ideologías. Dicho esto, yo en lo personal obviamente voy a votar por una nueva Constitución y por una convención constituyente. Hay que repensar el modelo de sociedad.
"LA EDUCACIÓN PÚBLICA FUE ARRASADA"
— ¿Qué cambios requiere la educación superior chilena?
Nuestros universitarios son los más endeudados de Latinoamérica y el costo de la educación superior es uno de los más altos del mundo en comparación con los ingresos. En Chile, la educación pública fue arrasada. Mi forma de ver Chile está indisolublemente ligada a la educación publica. Tuve como compañeros de curso tanto a los hijos de pescadores como a los hijos de profesionales y eso genera cohesión nacional, identificación recíproca y la necesidad mutua de entenderse los unos con los otros. Cuando destruyes la educación publica, también estás destruyendo el cemento de la sociedad.
A los jóvenes ahora se les está diciendo que se endeuden porque así van a conseguir más plata en el futuro. Eso es quitarle todo el sentido a la educación universitaria y transformarla en una transacción económica.
— Algunos expertos están alertando sobre las altas expectativas que hay sobre el cambio constitucional, pues es un proceso largo que no soluciona todos los problemas del país de la noche a la mañana, ¿cree que los estudiantes son los que más expectativas tienen y que, en ese sentido, podrían sentirse defraudados por la velocidad de los cambios?
Depende de si somos capaces de convencerlos de que, si ponen su inteligencia al servicio de un proyecto de desarrollo de la sociedad, este va a tener una repercusión real. Ese es el gran desafío.
— En una entrevista decía hace algunos meses que el modelo de economía neoliberal instalado en la dictadura creó una sociedad individualista, que hace "apología del egoísmo", ¿han cambiado los chilenos en este último año de crisis social y pandemia?
Durante la dictadura se hizo un trabajo ingente por cambiar un país que en su naturaleza es solidario, lo demostramos constantemente con nuestra respuestas a los terremotos. Es tal el desastre al que nos ha llevado este sistema que la gente entiende que o hacemos algo todos juntos o no vamos a salir de esta.
En las marchas del año pasado hubo un encuentro muy hermoso, impresionante, entre gente de sectores de altos ingresos y comunas vulnerables. Creo que claramente hay un cambio. Es fundamental que demos señales de que este proceso va a significar que la gente va a poder hablar y que va a ser escuchada.