Desde la entrada en vigencia de la ley que tipifica el delito de acoso sexual en espacios públicos, en mayo de 2019, las denuncias se han cuadruplicado.
Según datos de Fundación Incidencia y el Ministerio Público publicados por La Tercera, en 2019 se recibieron 297 denuncias y en 2022 se reportaron 1.247, mientras que solo en el primer cuatrimestre de 2023 (enero-abril) hubo 1.050.
El transporte público es uno de los dos lugares donde son más frecuentes este tipo de acciones, después de la vía pública y por delante del acoso en el transporte de aplicación.
"Las cifras del presente año demuestran cómo la tipificación de este delito aportó con su visibilización, permitiendo que las víctimas tuvieran la opción de denunciar. Sin embargo, por supuesto persiste el conflicto de la sanción, ya que el archivo provisional de los casos sobre acoso callejero bordea el 47%, esto se relaciona con la dificultad de esclarecer los hechos y encontrar a las personas denunciadas", dijo a La Tercera Bárbara Villalobos, presidenta de Fundación Incidencia.
No obstante, Danitza Pérez, directora de la Asociación de Abogadas Feministas de Chile (Abofem), planteó a Cooperativa que "en la dinámica diaria social", esta norma "no está tan internalizada, y de hecho, es bien común escuchar gente decir que ahora no se puede decir nada, que las mujeres se quejan de todo, que ya no se puede coquetear y un montón de otras cosas, y en el fondo, no entienden, no logran ver dónde está el problema de la conducta, que es el acoso propiamente tal, entonces falta un montón socialmente para llegar a todos los espacios".
Para la jurista, "un rol clave lo juegan las comunidades educativas, que desde las escuelas puedan romper esta dinámica e incorporar conceptos como el consentimiento, la no discriminación y la prohibición del acoso. Y otra cuestión que también es compleja es que más allá de que estas conductas estén tipificadas, el que efectivamente sean sancionadas es bien complejo".
CAMPAÑA EN EL TRANSPORTE PÚBLICO
Las autoridades de Gobierno llamaron a observar y colaborar con las víctimas para prevenir este tipo de situaciones. En este contexto, lanzó el martes la campaña "La Familia Miranda está OJO con el acoso en el transporte público", cuyo objetivo es visibilizar y desnaturalizar estas conductas.
La iniciativa liderada por el Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones, y que se trabajó en conjunto con el Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género, se desplegará a nivel nacional con piezas audiovisuales, afiches y mensajes radiales para la prevención y concientización sobre el acoso. El foco está puesto en todas las personas que puedan ser testigos de este tipo de conductas y así puedan identificarlas.
"Normalmente las campañas se dirigen al acosado: 'qué es lo que tienes que hacer'; o al acosador: 'no lo hagas' (...). Estamos pidiendo que observemos, solo con observar estamos seguros que vamos a poder generar una acción, un acosador no se puede sentir observado, porque eso lo inhibe respecto de acosar", señaló Juan Carlos Muñoz, ministro de Transportes.
El secretario de Estado añadió que "la invitación también es a generar alguna acción: distraer, a veces lo que uno puede hacer es documentar, dirigirse a la persona que está siendo acosada o al acosador y, de esa manera, romper la situación que está ocurriendo, también lo que se busca es poder dar asistencia en caso que ya haya ocurrido (un acoso) y también difundir".
"Aquí a lo que se está invitando es no solamente a las víctimas a denunciar, no solamente al acosador a terminar con esa conducta que puede llegar a ser un delito, sino que también a situarse como personas que compartimos un mismo espacio y que podemos detener situaciones graves, no necesariamente poniéndonos en riesgo, sino distrayendo, dirigiendo, documentando o en último término denunciando", enfatizó Antonia Orellana, titular de la Mujer y Equidad de Género.
La autoridad advirtió que "el transporte público es visto, percibido y vivido por las mujeres y niñas como uno de los lugares más inseguros, donde se sienten más expuestas y tienen una cantidad importante de situaciones vividas, que a veces son traumáticas, a veces no tanto, pero que modifican conductas".
"Modificamos nuestras rutas a veces para evitar ciertos paraderos, modificamos qué camino tomamos para evitar ciertos recorridos, porque algo nos pasó, incluso a veces abandonamos el transporte público, incurriendo en grandes gastos por miedo. Esta es una experiencia transversal, afecta a mujeres de todos los sectores sociales, en todas las ciudades y de todas las edades", añadió Orellana.