El 53 por ciento de las mujeres chilenas que trabajan con o sin remuneración se encuentran en "pobreza de tiempo", lo que significa que exceden la carga establecida para un "buen vivir", a diferencia de los hombres, que suman un 36 por ciento, concluyó un estudio de la Fundación Sol.
"Este hecho evidencia lo escaso que es el tiempo para las mujeres en cualquier tipo de hogar, y que las actividades no son distribuidas de manera equitativa", señaló Andrea Sato, coautora junto a Francisca Barriga del estudio "Pobreza de Tiempo y Desigualdad: La reproducción del Capital desde una mirada feminista", según recogió un comunicado.
Dentro de las cifras obtenidas, el estudio reveló que los hombres dedican 18 horas de la semana al trabajo de cuidados, mientras que las mujeres destinan más del doble, alcanzando casi 41 horas en actividades no remuneradas, indistintamente si el núcleo tiene presencia de hijos.
Esta "pobreza" se ve aún más recrudecida en escenarios de hogares biparentales con hijos y en aquellos conformados por personas más allá del núcleo familiar, en donde las mujeres suman alrededor de 46 horas de trabajo no remunerado, mientras que los hombres 19 horas.
En los hogares de una pareja heterosexual con un niño menor de seis años, la cifra de pobreza de tiempo en madres asciende a un 82 por ciento, en comparación con el 61 por ciento para los padres.
"El uso del tiempo diferenciado entre hombres y mujeres se convierte en un factor de discriminación para estas, ya que refuerza roles de género y la división sexual del trabajo", afirmó Barriga.
También se acentúa para las mujeres mayores de 40 años, que tienen una diferencia de 20 horas de trabajo no remunerado con sus parejas heterosexuales.
Respecto a las personas que no se encuentran directamente en el mercado laboral, la pobreza de tiempo de las mujeres asciende a un 20 por ciento y la de hombres a un 2 por ciento.
"Los hogares como unidades productivas juegan un papel fundamental en la organización de la vida social, cobran una gran relevancia en las cadenas de valor y abastecimiento, por tanto, entender desde la unidad doméstica la pobreza es fundamental para comprender las condiciones de vida especialmente de las mujeres" explicó Sato.
La línea de pobreza de tiempo fijada en este estudio es de una jornada y media legal de trabajo en Chile, es decir, 67,5 horas de trabajo semanal (remunerada o no), pero si una persona trabaja más de este tiempo se podría considerar una persona pobre de tiempo, según el documento.
"La disputa por el tiempo es una disputa política, jerarquizar los tiempos y valorarlos en función del mercado solo es beneficioso para el capital, recuperar el tiempo es recuperar la vida", concluyó Barriga.