Bomberos de La Serena decidió comprar chalecos antibalas y cascos balísticos para que los voluntarios acudan protegidos a emergencias en contextos complejos, ante una serie de incidentes y amenazas que han sufrido funcionarios del organismo en el último mes.
Se trata de una disposición inédita en los 171 años de trayectoria de la institución en el país, que actualmente cuenta con 55.283 integrantes.
El superintendente del Cuerpo de Bomberos de La Serena, Ángelo Pizarro, afirmó a El Mercurio que "con los oficiales generales tomamos el acuerdo de adquirir chalecos y cascos antibalas", ya que según comentó muchos de los llamados a los que acuden se vinculan a delitos con tenencia de armas de fuego, siendo los primeros en atender.
En Estados Unidos se considera que los bomberos deben tener el resguado señalado al ser los primeros en llegar a las emergencias.
El presidente nacional de Bomberos, Juan Carlos Field, plantea que los ataques y amenazas a los voluntarios "debiesen ser rechazados categóricamente por autoridades y por toda la comunidad", ya que "no puede ser que ahora estemos pensando en incorporar cascos balísticos y chalecos antibalas a nuestras tareas", lo que a su consideración, "habla muy mal de los índices de violencia que se están viviendo en el país".
DESDE AMENAZAS CON ARMAS DE FUEGO HASTA EL ROCÍO DE LÍQUIDO ACELERANTE
La institución no ha denunciado las situaciones que han sufrido sus funcionarios al no poder identificar a los responsables. Pese a aquello, la Junta Nacional asesorará jurídicamente a los cuerpos de Bomberos, al no querer que "el día de mañana uno de nuestros voluntarios o voluntarias se transforme en mártir producto del accionar de violentistas, delincuentes y narcotraficantes", dice Field.
De acuerdo al rotativo, el primer hecho ocurrió el pasado 10 de septiembre en Rancagua, cuando los bomberos fueron bloqueados por un grupo de personas tras acudir a un incendio en la población Ditrans; en esa oportunidad se supo que el fuego era a raíz de un ajuste de cuentas.
Pese a que estaban a unas cuadras del lugar del incidente, las personas no se movieron e, incluso, algunos sujetos amedrentaron a los voluntarios mostrándoles armas de fuego, por lo que al estar sin resguardo optaron por retirarse.
El segundo hecho ocurrió el 1 de octubre en Cañete, en la Región del Biobío, cuando acudieron a un accidente de tránsito con víctimas fatales y fueron detenidos por desconocidos; uno de ellos roció uno de los carros bomberiles con líquido acelerante, por lo que, otra vez, tuvieron que retirarse sin poder prestar auxilio.
El pasado 4 de octubre bomberos fueron a apagar las llamas de un vehículo en el sector Las Compañías, en La Serena, quedando en medio de una balacera entre dos bandas rivales vinculadas al narcotráfico, por lo que debieron escapar.
"Antes las agresiones no pasaban más allá de lo verbal, pero ahora estos sujetos tienen municiones y armamento. Un tiro que se les arranque puede terminar con la muerte de algún bombero", advirtió Ángelo Pizarro, enfatizando que "este hecho marca un antes y un depsués en cuanto a la visión que tenemos, en la cual ya no hay respeto".
Field, por su parte, comentó que "estamos muy preocupados por la seguidilla de hechos de violencia a los que se han expuesto nuestros bomberos. Este tipo de situaciones no se pueden normalizar".