Cristóbal Cabrera, conocido como el "Cisarro" desde que era un niño por recurrentes actos delictuales, fue condenado esta semana por primera vez ya como un adulto, por un asalto cometido en la comuna de Buin hace dos años.
El Tribunal Oral en Lo Penal (TOP) de San Bernardo sentenció al joven, de 23 años, a una pena de 10 años y un día de presidio efectivo por el delito consumado de robo con violencia e intimidación, perpetrado en julio de 2019.
También se le aplicará la inhabilitación absoluta perpetua para cargos y oficios públicos y derechos políticos, además de la inhabilitación absoluta para profesiones titulares mientras duren las condenas.
Junto a él recibió las mismas condenas Marcelo Álvarez.
"Junto con un tercer sujeto cuya identidad se desconoce, ingresaron por el portón de acceso a un condominio ubicado en la comuna de Buin, para luego dirigirse a una de sus casas, forzando un ventanal de aluminio, por donde ingresaron, momento en que las víctimas -una pareja y su hija de 3 años-, despiertan producto del ruido, procediendo los acusados junto con el tercero desconocido a intimidarlos utilizando un machete, un arma de apariencia de fuego y un destornillador", estableció el tribunal.
En ese momento, los asaltantes "indicaron: 'Estamos dateados de que mantienes dólares y dinero', exigiéndole la entrega de dinero y de especies que las víctimas mantenían en su domicilio, para posteriormente apuntar con la pistola a la menor, a golpear al hombre de la pareja, quien resultó con lesiones de carácter leve consistentes en erosión y laceración de muñeca derecha y equimosis en región escapular izquierda; luego los mismos sujetos amordazaron a la pareja, huyendo del lugar en la camioneta" de propieda de esta.
Sustrajeron, además, un televisor de 32 pulgadas, otro de 55 pulgadas; cuatro anillos de metal; una cadena colgante de metal; dos estufas a parafina; cuatro teléfonos celulares marca iPhone; una mochila; dos cédulas de identidad; diversas tarjetas bancarias de las víctimas; una tarjeta de identificación y tarjeta de medicina curativa, detalla el fallo.
El violento hecho, también, dejó secuelas psicológicas en esa familia, según el TOP sanbernardino.
Tras una infancia marcada por el mundo delictual, Cristóbal pasará los siguientes 10 años tras las rejas.
"LA DERROTA DEL SISTEMA Y LA PROTECCIÓN DE LA INFANCIA"
Esta condena contra el "Cisarro", que registra más de una treintena de detenciones, la primera de ellas en 2006, cuando tenía apenas nueve años, muestra "el fracaso de una política pública, porque el Estado no cumplió con su rol protector de la infancia" en Chile, reflexionó el juez Mauricio Olave, presidente de la Asociación de Magistrados.
"Cuando estos niños, como Cristóbal, llegan a adultos, los jueces no tenemos otra opción que aplicarles sanciones si cometen delitos. pero nos quedamos con la sensación de que, probablemente, si la acción del Estado hubiera sido eficaz, integral y oportuna con ellos, estas cosas no hubiesen sucedido", expuso en LUN.
¿Qué ha fallado? "En materia penal (...) cuando los niños han cometido un delito, quedan bajo medidas cautelares y una de ellas es el ingreso a un programa de control: el Juzgado de Garantía, a cargo de la investigación, controla que el niño cumpla la medida; esos programas, muchas veces, logran que el niño se reinserte en el colegio, salga del contacto con pares criminógenos y empiece a retomar su vida", expuso.
"Pero todo esto ocurre durante la investigación. Cuando el niño deja de estar a cargo del tribunal y pasa al juicio oral, con otros jueces, el joven tiene que salir del programa que recién estaba logrando sus frutos, aunque lo condenen a una pena que se pueda cumplir en libertad. Y sale del programa para ingresar a otro, que muchas veces no dialoga con el primero. Entonces, el niño tiene que partir de cero y, a veces, en un ambiente más precario y con menos control", complementó.
Analizó que "en Chile tenemos la lógica de que todo tiene que ser en un tribunal", ante lo cual, planteó: "Lo lógico sería tener un sistema potente y administrativo que tome al niño y le dé una mirada integral a su problema (...) Hay que determinar cuáles son las necesidades del niño, y eso no tiene por qué ser judicializado (...) requerimos un servicio social potente a nivel central", como -ejemplificó- existe en otros países, entre ellos EE.UU. o Alemania.
Sostuvo que el llamado "Cisarro" tiene "una mamá vinculada al microtráfico y un papá ausente, y lo que tienes que hacer no es sólo sacar al niño de ese ambiente sino también apuntar a toda su familia".
En ese marco, "si vemos el caso de Cristóbal, el niño cumplió 18 años y pasó a ser considerado un adulto. Y ya no hubo más programas de reinserción para él: entonces siguió cometiendo delitos. Hoy tiene 23 años y ya fue condenado a 10 años de cárcel. Este caso, sin dudas, es una derrota del sistema", enfatizó el presidente de los jueces.