Carabineros de Conchalí detuvo a 10 personas que, arrojando fuegos artificiales y disparos al aire en pleno toque de queda, conmemoraron el aniversario de la muerte de Bastián López Reyes, alias "El pollito", que hace un año se convirtió en símbolo de la lucha del Gobierno y Carabineros para controlar los llamados "narcovelorios" o "velorios de alto riesgo".
Los implicados fueron aprehendidos este miércoles por la madrugada en la Población Santa Inés por infringir el Artículo 18 del Código Penal, por no respetar el peligro de salud pública en momentos de pandemia, además de no cumplir la restricción de movimiento que rige desde las 22.00 horas hasta las 05.00 horas del día siguiente en todo el territorio nacional.
El grupo recordaba el deceso de López en la puerta de su casa en la población, mismo punto donde murió el domingo 12 de mayo de 2019 tras recibir más de 10 disparos desde un vehículo en movimiento en un "ajuste de cuentas" entre bandas rivales.
"Carabineros, junto con el Ejército, realizó un servicio preventivo en los alrededores y estas 10 personas comenzaron a lanzar objetos contundentes y hacer uso de fuegos artificiales, por lo que se procedió al lugar", logrando la captura de los sujetos, informó el capitán Juan Pablo Cáceres, de la institución policial.
El subsecretario del Interior, Juan Francisco Galli, planteó que "en el caso del evento del día de ayer era una conmemoración del cumplimiento de un año del fallecimiento de una persona, sin embargo aún así Carabineros concurrió rápidamente al lugar, hubo 10 personas detenidas en el lugar por el uso de armas de fuego, por el uso de elementos pirotécnicos y esas personas fueron puestas a disposición de la justicia y obviamente esas investigaciones están en curso".
Por orden de la Fiscalía, los individuos quedaron apercibidos, es decir, en libertad y a la espera de ser citados por la Justicia.
Protocolo por "narcofunerales"
Un año atrás, el joven fue despedido en un velorio que se extendió por tres días en Conchalí, uno de los más largos de los que se tenga recuerdo en la ciudad de Santiago, e incluyó fuegos artificiales, disparos al aire con armas de grueso calibre, bombas de ruido y música a todo volumen, sobre todo durante la madrugada, motivando incluso la intervención del Grupo de Operaciones Policiales Especiales (GOPE) de la institución uniformada.
Pero no fue lo único: su cortejo fúnebre llegó hasta la ciudad de Chillán, en la Región de Ñuble, donde el ataud estaba autorizado para ingresar a la cárcel donde su madre estaba detenida desde 2018 por tráfico de drogas.
Tras este caso, el Gobierno impulsó un protocolo para enfrentar los funerales de alto riesgo con seis medidas, que van desde una nueva unidad de análisis exclusiva, hasta la realización de operativos policiales previo al inicio del sepelio y, eventualmente, durante el mismo si el nivel de riesgo así lo determina.
De la misma manera, se desarrolló una matriz para determinar el nivel que riesgo de cada funeral en particular y se elaborará un informe final, con el objetivo de que la fiscalía inicie una investigación en caso de ser pertinente.