Carlos Améstica dice que es la única forma que tiene para tratar la epilepsia refractaria de su hija de cuatro años.
La familia defienden la utilización de la planta, pese a la existencia de un medicamento: aquél cuesta 20 veces más.
El padre lamentó que la policía incautara las siete plantas de marihuana que tenía en su hogar: "No sé qué haremos".
Carlos Améstica, el padre que fue detenido por cultivar marihuana para tratar la epilepsia refractaria que sufre su hija de cuatro años, aseguró que volverá a hacerlo por el bien de la niña.
El hombre estuvo retenido por siete horas en una comisaría de Quilicura tras haber sido aprehendido en su hogar, pero finalmente quedó en libertad –a la espera de una citación- y sin ser formalizado, ya que, al utilizar las plantas con fines medicinales, no habría incurrido en el delito de microtráfico que se le imputaba.
El progenitor lamentó que la policía incautara las siete plantas que había en el domicilio, pues "iban a permitir elaborar aceite para cinco o seis jeringas de un miligramo cada una, lo que nos alcanza para una semana y media", explicó a La Tercera.
"Nos quedan ahora tres jeringas, después de eso no sé qué haremos", pero "lo que sí sé, es que tengo que volver a cultivar, no puedo no hacerlo", planteó.
Su esposa y madre de la niña, Yasmín Hernández, defendió la utilización de la planta de marihuana para tratar a su hija, pese a que existe un medicamento en base a cannabis, del laboratorio canadiense Tilray, que tiene permiso provisorio del Instituto de Salud Pública para ser comercializado.
"El medicamento que lanzaron cuesta 200 mil pesos y el costo de lo que producimos nosotros es de 10 mil por los mismos miligramos", relató la mujer: "Comprenderán que no podemos estar pagando eso todas las semanas".
Ambos padres forman parte hace un año de la fundación Mamá Cultiva, junto a otras 600 madres cuyos hijos padecen epilepsia refractaria y que encontraron en el cultivo medicinal de la marihuana una alternativa a la escasez de fármacos de ese tipo en Chile.
