Camila Ibáñez y Raúl Avilés esperaban en la calle para entrar a una reunión cuando un motorista se acercó a ellos. El sujeto les dijo algo que no entendieron y, en medio de la confusión, les robó un celular. Pero eso no fue lo peor: Al rato, les cobraron millonarias compras a través de la aplicación de delivery Rappi.
"Nos preocupa el tema de la seguridad en estas apps. Hay muchos vacíos", dijo la pareja a Cooperativa, tras funar a la empresa por redes sociales para que respondieran. Según su relato, ingresaron a la reunión y en pocos minutos notaron que les llegaban mails de adquisiciones que ellos nunca pidieron, algunas por productos por sobre 800 mil pesos.
"Es súper preocupante que puedan llegar y hacer compras de altos montos. Es ridículo. En unos 10 a 15 minutos gastaron 4 millones de pesos", detalla Raúl, cuyo teléfono con la cuenta de Rappi fue el sustraído por delincuentes.
Entre lo que más compraron, con direcciones de entrega cambiadas, había "tecnología, celulares de alta gama, smartwatches, mucho 'copete' y mucho cigarro".
"No somos los únicos. Somos los primeros en visibilizarlo", señalan las víctimas, pues después de su caso conocieron a cuatro personas más que pasaron por lo mismo.
"No hay un conducto regular"
Lo primero que hicieron fue bloquear las tarjetas y el teléfono, para después comunicarse con la app: "Intentamos desde ese día contactarnos con Rappi a través de distintas vías: la misma aplicación, Twitter, Instagram y Facebook, sin ninguna respuesta".
"No hay soporte de Rappi en Chile", denuncian. Camila logró con insistencia que finalmente la llamaran desde Colombia, donde está la sede central de la compañía, "pero no me dieron ninguna solución más que pedir disculpas".
Según Raúl, "antes de la funa ellos nos decían 'es que estas compras se entregaron'".
Cuando hicieron la denuncia en Carabineros, interceptaron uno de los pedidos, cambiaron la dirección de entrega a la comisaría y apareció un repartidor con dos celulares de unos 500 mil pesos.
El nuevo problema fue que Rappi se dio cuenta de la actividad extraña y canceló la compra, pero bloqueó la cuenta del repartidor -un padre de dos hijos que con eso quedaba desempleado-. "Les cobran a (los trabajadores) las cosas en este tipo de fraudes y no hay un conducto regular donde las puedan devolver", relata Raúl.
En un principio le estaban cobrando por los teléfonos al repartidor y en la tienda no aceptaban la devolución. Aunque, después de la funa, Rappi respondió con un comunicado señalando que repusieron su trabajo, desbloquearon esa cuenta y borraron la deuda.
Pese a que la pareja pudo eliminar los pagos millonarios y sus seguros cubrirán el robo, lamentan que en estas apps de delivery no haya un mayor control.
"La app debería tener ciertos protocolos cuando las compras son elevadas, o al menos generar nuevas formas de verificación para dar seguridad", sostiene Camila.