Durante la audiencia de formalización de los dos imputados por el robo al Ministerio de Desarrollo Social, el juez Mario Cayul afirmó este viernes que -tras escuchar los detalles del caso- los guardias que entregaron los computadores y facilitaron el robo "no son víctimas".
El magistrado sostuvo en su argumentación que "la exposición de la Fiscalía (...) está bastante clara y acreditada, (entre ellas) las declaraciones de quienes son los guardias, sujetos pasivos, no son víctimas".
Consignó también el testimonio de la supervisora del aseo del Ministerio, quien se percató del engaño, "dan cuenta del tipo de objetivo (del robo)".
"Sin lugar a dudas, respecto a los antecedentes, estamos en presencia de un delito de robo con violencia, (mas) no con intimidación", razonó también.
El juez Cayul, que determinó un plazo de 120 días para la investigación, decretó la prisión preventiva para Miguel Ángel Apablaza y el arresto domiciliario total de Elena Rojas.
"Esto no es una broma. Es un delito particularmente grave y absolutamente inusual", enfatizó al argumentar su decisión sobre las cautelares.
LA INVESTIGACIÓN DE LA FISCALÍA
La Fiscalía formalizó este viernes a los dos detenidos, hasta ahora, por el planificado robo a las dependencias del Ministerio de Desarrollo Social, en el centro de Santiago.
Se trata de Miguel Ángel Apablaza, quien fue imputado como autor material de robo con violencia: es un reo que desde la cárcel se habría hecho pasar -mediante dos llamadas telefónicas- por el ministro Giorgio Jackson para lograr que los guardias les dieran a los ladrones acceso a las oficinas.
También fue formalizada en calidad de encubridora Elena Rojas, abuela de Apablaza, quien fue detenida ayer luego de que la encontraran con los 23 computadores robados. El Ministerio Público pidió arresto domiciliario total para la mujer.
La Fiscalía, en su imputación de cargos, dio cuenta que Apablaza llamó a un teléfono fijo del Ministerio que contestó un guardia: diciendo que era el secretario de Estado, le contó que había tenido un accidente de tránsito en San Bernardo y que necesitaba una grúa.
"Tuve un accidente, que no sepa mi señora", dijo Apablaza al encargado de seguridad quien le dio su número de teléfono para coordinar.
Así, Apablaza llamó por WhatsApp al guardia quien, según su declaración en la Fiscalía, confió en que era el ministro Jackson debido a su foto de perfil en esa red de mensajería.
En su intervención, la fiscal María José Grez explicó -según lo informado por la empresa- que el guardia del recinto se comunicó esa noche con una persona que le indicó ser Giorgio Jackson, quien en primera instancia lo llamó para solicitarle que "contactara con quien podría ir a buscarlo en una grúa a la comuna de San Bernardo, lugar donde había sufrido un supuesto accidente".
Posteriormente, "ingresó una nueva llamada a la recepción del ministerio, quien nuevamente se identifica -un sujeto de sexo masculino- como el ministro Jackson, solicitándole que lo contactaran vía WhatsApp".
"El guardia, don José Guzmán Flores, contacta al teléfono indicado con esta persona de sexo masculino, que habla con la misma voz con la cual anteriormente se había identificado como el ministro, y además tenía como foto de perfil correspondía a la imagen del ministro Jackson. (El Sujeto) le da instrucciones de reunir computadores de las oficinas del ministerio porque estos serían retirados posteriormente, ya que serían renovados", detalló la persecutora.
El juez Cayul, asimismo, abordó el testimonio del otro guardia, Julio Lazo: "(Él fue) el primero que recibe el llamado telefónico, es un señor de 61 años de edad. La pregunta es: ¿está en condiciones, en esas circunstancias, cuando él cree que lo está llamando el ministro, de oponerse? Me parece que, en la posición concreta, creo que difícil, si no, imposible".
La supervisora del aseo del Ministerio Supervisora del aseo del Ministerio fue la primera en dar la alerta del robo. "No abran más las puertas, esto es el cuento del tío, un robo", le gritó a uno de los guardias.
De este modo, el Ministerio Público acusa que los antisociales lograron engañar al guardia del recinto y concretar este delito de robo fingiendo ser una autoridad.
De acuerdo con La Segunda, los ladrones estaban "dateados" pues durante las llamadas el delincuente que se hizo pasar por el ministro identificó por su nombre a la supervisora de aseo y a dos guardias, y sabía dónde estaban los computadores y en qué lugar estaba el napoleón para cortar los cordones de seguridad de los notebooks.
Frente a esta solicitud, realizada por la supuesta autoridad, los guardias reunieron los computadores desde diversas oficinas del Ministerio y ayudaron a subirlos a un vehículo que estaba afuera del recinto, que se trataba de un Uber que fue contratado por los mismos antisociales para llevar estos artículos hasta la comuna de Renca.
Fue el mismo chofer quien, ayer jueves -horas después del hecho-, declaró lo ocurrido, lo que facilitó dar con el paradero de los equipos computacionales.
En total, eran dos bolsas con 23 notebooks, avaluados en más de 12,5 millones de pesos, las que fueron sacadas desde el Ministerio y recibidas por Rojas Crespo, quien las guardó en su domicilio.
ENTRADA DE SUPUESTOS "SOBRINOS" DE JACKSON
El engaño no quedó en ese millonario robo, sino que el mismo delincuente que se hizo pasar por el ministro Jackson solicitó posteriormente a los guardias, que aseguran nunca sospecharon nada, que dejara pasar a uno supuestos sobrinos de él para retirar una caja fuerte, dado que el ministerio sería fumigado.
Fue así como tres sujetos, por ahora desconocidos, ingresaron al recinto -ocultando sus identidad con mascarillas y overoles blancos- para retirar esta caja sin ningún problema: en su interior tenía cheques de diversas cuentas corrientes, una tarjeta de crédito y timbres relacionados con el área de la tesorería del ministerio.
"En todo momento el ministro me decía que eran sus sobrinos, de confianza y que después volverían a buscar otra caja fuerte (...) Cuando estaba en la recepción, la supervisora del área me dijo que no siguiera sacando más cosas porque era una estafa. Ahí el ministro me preguntó qué estaba pasando y le dije que era una estafa. En ese momento me dijo: 'Mira conchetumare, te cagué' y cortó la llamada. Recién ahí me di cuenta que la persona de la llamada no era Giorgio Jackson", relató uno de los guardias, según consignó la persecutora.
PARA LA DEFENSA, ANTECEDENTES SON INSUFICIENTES
El principal imputado, Apablaza, se ha acogido a su derecho a guardar silencio.
La defensa, en tanto, sostiene que "no hay el delito que pretende el Ministerio Público, sino uno mucho menor, como es la receptación: lo que se discutió aquí, jurídicamente, es que esta llamada, supuesta orden, no tienen las características intimidatorias que señala el Ministerio Público".
"Hasta donde sabemos, actuó solo", apuntó también, a la vez que reprochó que "lo que se le imputa es una participación a distancia, telefónica; y con lo que está en la carpeta investigativa, creemos que no está correctamente acreditado en esta instancia procesal".
"ESTAMOS FRENTE A UN DELITO COMETIDO POR DELINCUENTES COMUNES"
Desde el Gobierno, el subsecretario del Interior, Manuel Monsalve, también entregó detalles de este bullado delito, dando cuenta que "hay una denuncia que se hace a la Policía de Investigaciones por parte de una conductora de un móvil de aplicación".
"Esa es la denuncia que se coloca a disposición de Fiscalía y es la que permite finalmente llegar al lugar, donde es detenida una mujer chilena de 60 años", explicó la autoridad.
Monsalve reiteró también que "estamos frente a un delito cometido por delincuentes comunes, y hasta ahora los antecedentes permiten mantener esta afirmación".