El arma pertenecía al teniente Armando Cortínez, el primer piloto en el mundo en realizar un doble cruce sobre Los Andes.
La Brigada de Delitos Contra el Medio Ambiente (Bidema) investiga el caso.
Su hazaña posicionó al teniente como un héroe en la Fuerza Aérea de Chile, institución que le entregó una espada en homenaje a su gran logro.
El Museo Nacional Aeronáutico y del Espacio de Cerrillos reportó el robo de la centenaria espada del teniente Armando Cortínez, prócer de la aviación chilena, quien en 1919 realizó la hazaña de cruzar de ida y vuelta la Cordillera de Los Andes por su parte más alta.
Según informó La Tercera, la ausencia del objeto histórico quedó en evidencia el fin de semana pasado. A partir de allí se inició la investigación desarrollada por la Brigada de Delitos Contra el Medioambiente (Bidema) de la Policía de Investigaciones (PDI).
El robo fue captado por las cámaras de seguridad del museo, donde se pudo determinar que la persona que sustrajo la espada presumiblemente es un hombre en situación de calle.
A pesar del registro audiovisual y que testigos del hecho confirmasen haberlo visto con la espada en la mano, el hombre negó haberla rodado, por lo que permanece desaparecida.
Tras esto el acusado fue detenido puesto a disposición de la justicia dejándolo en libertad con la medida cautelar de firma mensual y su registro fue incorporado a la base de datos de la Interpol.
Los antecedentes históricos indican que el 5 de abril de 1919, el teniente Cortínez, impulsado por el propósito de llevar un saludo al pueblo argentino con motivo de un nuevo aniversario de la Batalla de Maipú, cruzó la cordillera de Los Andes por la parte más alta en su avión Bristol.
El vuelo de regreso lo realizó el 16 de abril del mismo año, despegando desde la Estancia Lo Silva y aterrizando en El Bosque, aeródromo donde lo esperaban sus camaradas, familiares y superiores.
El retorno lo instaló en la cúspide de la aeronáutica mundial, al ser el primer piloto en el mundo en realizar este doble cruce sobre Los Andes.
Además, este hecho posicionó al teniente como un héroe en la Fuerza Aérea de Chile, institución que le entregó una espada en homenaje a su gran logro.
