Al cumplirse dos años del fracaso en las urnas de la primera propuesta de nueva Carta Magna, el abogado, filósofo y académico Agustín Squella, exmiembro independiente de la Convención Constitucional, reflexionó este miércoles cómo la política identitaria corrompió el histórico proceso.
El 4 de septiembre de 2022, el proyecto emanado después de meses de trabajo por la asamblea, integrada por una mayoría de izquierda, fue sometida a escrutinio nacional en un plebiscito y el resultado fue tajante: el 61,89% de los ciudadanos votó por la opción Rechazo, versus un 38,11% que se inclinó por el Apruebo.
Esto dio paso, en 2023, a un segundo proceso constituyente, dominado por la derecha, cuyo texto también fracasó en un referéndum el 17 de diciembre de ese año.
"Eso fue así (que la Convención terminó siendo controlada por grupos partisanos, identitarios), yo lo admito completamente. La Convención fue representativa del país en cuanto fue elegida en sufragio universal, pero no fue representativa en los hechos, después de la votación popular, desde el punto de vista político, social ni cultural. Quedó desbalanceada", dijo el intelectual, reconocido con el Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales en 2009, en entrevista con El Diario de Cooperativa.
El también columnista señaló que "el proceso constitucional que llevamos a cabo fue produciendo paulatinamente, pero de un modo muy claro, primero, una cierta frialdad en la ciudadanía; luego, una cierta distancia y, finalmente, un cierto enojo", lo que hizo "muy difícil esperar que la propuesta constitucional se aprobara".
Squella reconoció que todavía es "difícil discernir" qué influyó más en el resultado: si el contenido del texto que se plebiscitó o las polémicas que mancharon la Convención.
"Ambos factores yo creo que incidieron fuertemente: la manera cómo se llevó el proceso, que objetivamente -y yo fui parte de él y, en consecuencia, no hago solo una crítica, sino que una autocrítica- se llevó de manera tan desordenada, por momentos arrogante, altanera, desafiante, muchas veces, y, por otro lado, el contenido también incidió, aunque yo creo que la mayor parte del contenido era aceptable y la menor parte me parecía que debía ser rechazada, pero una propuesta constitucional de ese tipo no se podía aprobar por partes", planteó, aunque aclaró que le atribuye "bastante importancia, tal vez un poco más, al proceso que a la propuesta final".
Un tercer factor del triunfo del Rechazo, según el exconvencional, fue "cómo los poderes del país, que no son sólo poderes políticos, sino también poderes económicos, poderes mediáticos, poderes militares, incluso; y poderes espirituales, se fueron -con razón o sin razón, cada cual dirá- alistando contra la propuesta constitucional, incluso, antes de que se conociera".
El académico indicó que "esto no es raro: el poder siempre se mueve, a veces, a plena luz; las más de las veces, a plena oscuridad, y para mí resultó evidente que, incluso, entre convencionales de nuestro proceso no faltaron algunos -una minoría, pero los hubo y eran muy representativos de parte del país- que en sus intervenciones denotaron, desde el inicio de nuestro proceso, una cierta voluntad de que se cayera el proceso nuestro".
Esos constituyentes, expuso, "no solo (buscaban) que rematáramos en una propuesta y que la propuesta fuera rechazada, lo cual, de acuerdo con las reglas de la democracia, era perfectamente legítimo; (era) una actitud que yo percibí como contraria a la voluntad que mayoritariamente había dicho sí a una nueva Constitución y que había votado por los primeros convencionales".
"LA PAUSA CONSTITUCIONAL SERÁ MUY LARGA"
Tras el fracaso consecutivo de los dos propuestas de nueva Carta Fundamental, Squella consideró "improbabilísimo que haya en el futuro un nuevo proceso constituyente".
El filósofo analizó que "este país es lento; institucionalmente, muy lento. Jugamos al fútbol como antes de la era de Bielsa, con pasesitos al lado y pasesitos para atrás, buscando las manos del arquero propio. Siempre hemos sido un país lento. El primer proyecto de ley de divorcio que se aprobó en Chile en el Gobierno de Ricardo Lagos fue precedido un siglo antes por los primeros proyectos de ley de divorcio. Es un ejemplo entre muchos que se podrían dar, en este sentido, de la lentitud que nos caracteriza".
"En materia constitucional, después de los dos procesos, quedamos en una pausa constitucional. ¿Cuánto va a durar? Yo creo que va a ser muy larga, porque es un país que le encanta vivir en pausa: pausa para la reforma previsional, más de 10 años; pausa para una reforma tributaria; pausa para la reforma de salud o negociaciones no muy claras ni muy injustas en relación con los beneficios de los usuarios", apuntó.
"Habrá seguramente una que otra reforma constitucional a la actual, ese camino está siempre abierto, pero esas reformas futuras, si las hay, van a ser con cuentagotas; con las mismas cuentagotas con que se fue reformando la Constitución del 80", enfatizó Squella.
BARRAZA (PC): "A LA LUZ DE LA EVALUACIÓN, UN TEXTO HABILITANTE HUBIERA SIDO MÁS CONVENIENTE"
Desde la izquierda más dura, el exconvencional Marcos Barraza (Partido Comunista) dijo a Cooperativa que "el ciclo político que se abrió el 18 de octubre está vigente, no obstante el rechazo del texto constitucional".
El psicólogo y exministro del segundo Gobierno de Michelle Bachelet admitió que "se cometió el error en el texto constitucional de contener todo y no priorizar lo central".
En ese sentido, Barraza reconoció que "un texto con posiciones habilitantes hubiese sido, a la luz de la evaluación, más conveniente".
Por su parte, Jaime Bassa (Frente Amplio), exvicepresidente de la Convención, ve "poco probable que vuelva a haber un estallido de la envergadura de aquel que vimos en 2019, pero no podemos soslayar, no podemos ocultar, que hay un malestar latente y que sigue esperando por reformas estructurales".
"Tarde o temprano", alertó el abogado y académico, "vamos a tener que enfrentar nuevamente una discusión en clave más bien constituyente que nos permita pensar la sociedad en la que vivimos y proyectarla hacia el futuro".
LAS IDEAS DE LA CONVENCIÓN SIGUEN "PRESENTES", SEGÚN LA DERECHA
Desde la derecha, que empujó el Rechazo en el referéndum de 2022, la exconvencional Constanza Hube (UDI) advirtió que "no porque nuestros compatriotas hayan salvado a nuestro país hace dos años, eso puede ser sinónimo de tranquilidad ni ingenuidad".
"Esas ideas están presentes y quizás con un ritmo más bien distinto, pero este Gobierno las representa y no solamente las representa en lo que dice sino que también es lo que hace", opinó la abogada.
En tanto, el exconvencional Cristián Monckeberg (Renovación Nacional) aseguró que "nunca vamos a poder satisfacer las demandas de la ciudadanía en su totalidad; siempre el Estado va a estar al debe, para que quienes les toca dirigir el Gobierno y están en cargos de decisión entendamos que no es un problema de que las cosas se hayan mejorado en dos años".
"Yo creo que van a pasar muchos años y evidentemente siempre va a haber inquietudes, necesidades, pero esto no es un problema de los últimos dos años; es un problema de la historia política de nuestro país", apuntó el exministro.