El exintegrante de la Convención Constitucional, Agustín Squella, declaró que es difícil "hacer vaticinios" respecto del futuro del proceso constituyente, pero que si la nueva Constitución tiene cosas que "no satisfacen las posiciones de izquierda democrática", se inclina por la opción de "aprobar para reformar".
El Premio de Humanidades reflexionó en Lo Que Queda del Día que el actual Consejo Constituyente "es poco representativo de lo que el país es hoy", pero puntualizó que los comportamientos electorales son "sumamente líquidos, se desplazan de una manera a veces impredecible".
Sobre la Convención Constitucional, Squella aseguró que "fue una oportunidad perdida y es muy lamentable, yo creo que lamentablemente la fuimos perdiendo, más que por la propuesta final que fue rechazada, por la manera inadecuada como llevamos el proceso", debido, a su juicio, a la manera "a veces desafiante y hasta agresiva" como lo llevaron a cabo.
En esta línea, lamentó que "ahora estamos en una nueva fase que no sabemos en qué va a desembocar", ya que "el prestigio de los países no depende sólo de los tratados de libre comercio que celebran, ni de las tasas de interés, ni de la selección nacional de fútbol", sino que de cómo funcionan sus instituciones, y si este proceso, "como lamentablemente parece que va a ocurrir, también va a desembocar en un rechazo, va a ser para que este país ante la comunidad internacional y ante sí mismo se ponga colorado".
"Parece -como decimos los hípicos- este país que tiene partida de caballo inglés y llegada de burro. El 80% dice quiero una nueva Constitución, rechaza una, bueno lo entiendo. ¿Pero va a rechazar la segunda? También lo entendería, pero repito, quedaríamos en un muy mal pie si nos miramos en el espejo al día siguiente del futuro plebiscito", añadió.
Respecto al futuro del proceso constituyente, Squella sostuvo que "para mí es muy difícil hacer vaticinios, yo lo único que expreso, más que un pronóstico es un deseo, el deseo de que este país algún día deje atrás la Constitución de la dictadura definitivamente, la reemplace, y si la nueva Constitución que se aprobara tiene cosas que no satisfacen las posiciones de izquierda democrática, bueno se reformará en el futuro".
"Yo estoy anticipándome a cuál podría ser mi voto en diciembre: aprobar para reformar", afirmó.
Esto debido, según argumentó el jurista, los actuales consejeros "están cometiendo los mismos errores, pero con corbata y en un sentido inverso a como los cometimos nosotros. O sea la Convención de la que yo formé parte no era cabalmente representativa de la sociedad chilena, eso quedó claro desde el primer día, esta yo diría que es todavía menos representativa que la anterior", porque el Partido Republicano, mayoría en el Consejo, es "la derecha menos deseable".
Finalmente, Squella apuntó que "en Chile tenemos la Constitución de una dictadura hace ya 43 años, por mucho que se haya reformado, sigue siendo la Constitución de la dictadura, esas constituciones se reemplazan, no se reforman. Bueno, Chile escogió el camino de la reforma a cuentagotas durante todos los gobiernos de la Concertación, a gusto de la minoría, es decir, de la derecha, lo cual fue siempre un gran obstáculo".