La Iglesia Metodista de Chile se comprometió a "promover y participar activamente" en el proceso de una nueva Constitución para al país, desmarcándose así del llamado del Consejo Nacional de Obispos y Pastores Evangélicos que llamó a votar "rechazo" en el plebiscito del próximo 26 de abril.
Tras cinco días de reuniones en el fundo El Vergel de la ciudad de Angol, en la Región de La Araucanía, la Asamblea General de la organización evangélica difundió una declaración pública en la que pidió perdón "por no haber sido una Iglesia que haya develado el pecado de la injusticia, en todas sus esferas, con mayor prontitud y vehemencia", y abordó temas que van desde la sociedad patriarcal y el reconocimiento constitucional de los pueblos originarios hasta la crisis ambiental.
En la carta, firmada por su máxima autoridad eclesiástica, el obispo Jorge Merino, y el secretario de la asamblea, Felipe Rojas, la Iglesia Metodista se mostró "horrorizada" por la "violencia destructiva" por parte de los agentes del Estado durante las protestas y se comprometió a la defensa irrestricta de los derechos humanos.
"Como cristianos evangélicos reconocemos que ningún ser humano está exento de cometer errores, pero, asimismo reconocemos que hay una gran diferencia cuando esos errores se convierten en horrores", afirman los líderes metodistas.
Desigualdad y macroeconomía
A juicio de la Iglesia Metodista, el estallido social del 18 de octubre "hizo emerger y visibilizar una crisis profunda, la que es reflejo de una sociedad hedonista, individualista y materialista", cuyas consecuencias son, entre otros, "un sistema de salud deficitario, una educación cada vez más mercantilista, una previsión social que deja en la pobreza y la orfandad a miles de hombres y mujeres que han dado su vida por esta nación, es decir, la falta y ausencia de la vida digna que anuncia el evangelio".
En ese sentido, manifiesta que aunque "los índices de la macroeconomía muestran resultados de mejoras sorprendentes", éstos "no se reflejan en la vida real de todas y todos los ciudadanos de manera justa y equitativa".
"Los frutos de los indicadores no se distribuyen de manera equitativa a los trabajadores y trabajadoras; artífices de esta prosperidad y de la sociedad en general", señala la carta.
Pueblos originarios, sociedad patriarcal y crisis ambiental
La comunidad metodista también denunció que "la sociedad chilena, y en especial la clase política dominante han sido incapaces de escuchar y sensibilizarse con las necesidades y demandas de justicia de los pueblos originarios, negando su reconocimiento constitucional y sus derechos de acuerdos internacionales".
"Además, se ha desarrollado una gran carga represiva y de militarización en sus territorios, con un fin netamente mercantil, el de amparar a las empresas forestales y mineras, ligadas a los grandes grupos económicos. Esto ha ido provocando la agudización y radicalización del conflicto, con trágicas y mortales consecuencias", agrega el comunicado.
Asimismo, la carta también reflexiona sobre los abusos que han sufrido históricamente las mujeres en el sistema patriarcal.
"Vivimos en una sociedad patriarcal, que produce violencia hacia la mujer, tanto física como simbólica, excluyéndola social, económica, religiosa y culturalmente, incluso llegando al extremo de atentar contra su vida, haciéndose visible esto en la enorme cantidad de feminicidios que arrojan las tristes estadísticas anuales", sostienen.
Adicionalmente, indican que "como metodistas no podemos dejar de denunciar la crisis medio ambiental que estamos viviendo producto de la soberbia, la ambición y otros resultados del pecado humano, tales como la avaricia ilimitada".
En esta línea, la organización reprochó a quienes niegan el cambio climático a pesar de las claras evidencias cientificas: "No hay peor ciego que aquel que no quiere ver", afirma, haciendo referencia al conocido pasaje bíblico.
Derechos humanos y una nueva Constitución
Al final de la declaración se pone especial énfasis en las denuncias de violaciones de los derechos humanos durante la crisis social. "Nos horrorizado la violencia destructiva por parte de los agentes del Estado, que está dejando secuelas de mujeres y hombres violentados y mutilados, además de otras consecuencias fatales como hermanos y hermanas que perdieron la vida", expresan.
"Nos preocupa que este estallido social ha traído consigo una violencia inusitada de algunos sectores interesados en perturbar la sana convivencia social. Una muestra es la violencia en contra de bienes, servicios e infraestructuras de servicios de orden público", enfatizan.
Y añaden que "este grado de deshumanización es altamente preocupante".
"Ante esta situación, hacemos un ferviente y permanente llamado por la paz y el respeto mutuo, a fin de reconstruir y proyectar las bases para una sana convivencia nacional", agrega la iglesia, asegurando que se comprometen "con el Dios de la Vida a la defensa irrestricta de los derechos humanos, para ser puentes de reconciliación y búsqueda de la justicia y la paz entre todos los que habitamos esta hermosa nación".
"Además nos comprometemos a promover y participar activamente en el proceso de construcción de una nueva carta fundamental, que incluya la mirada de todos y todas", sentencia.
"La Iglesia Metodista de Chile siempre está disponible a ofrecerse como garante para establecer espacios de diálogos sanadores y constructivos en todas nuestras comunidades eclesiales locales", concluyen.