"Debemos construir una democracia más vital, cercana, transparente y participativa; una democracia que no le tema a la participación de los jóvenes, porque nuestra sociedad necesita de ellos, no solamente por su voto, sino por su alegría, entusiasmo y energía. Avanzaremos simultáneamente en múltiples ámbitos. Lo primero es aprobar, de una vez por todas, el proyecto sobre inscripción automática y voto voluntario (...) que permitirá rejuvenecer nuestra democracia y ampliar la participación ciudadana. Este proyecto, además de establecer la inscripción automática y el voto voluntario, terminará con la absurda separación de locales de votación entre hombres y mujeres", declaraba el Presidente Sebastián Piñera en su discurso ante el Congreso el 21 de mayo de 2010.
La Ley Nº20.568, que regula la inscripción automática y el voto voluntario, rige desde el 31 de enero de 2012. Con ella quedan inscritas automáticamente en el registro electoral todos los ciudadanos chilenos mayores de 18 años que no hayan sido condenados a pena aflictiva (tres años y un día o mayor), y los extranjeros avecindados en Chile por más de cinco años que no hayan sido condenados a pena aflictiva.
La ley no obliga a sufragar, por lo cual quienes no emiten su voto ya no necesitan acudir a Carabineros para excusarse ni tampoco se exponen a una multa.
Remezón a las certezas
Las elecciones municipales del domingo 28 de octubre de 2012 marcaron el debut del voto voluntario, pero la alta abstención y bajo nivel de participación que registraron los comicios (apenas un 40 por ciento ó 5.495.929 personas, casi un millón y medio menos que en las municipales de 2008) provocaron un inmediato debate público.
"Yo espero que todos hagamos un acto de reflexión, porque una democracia en que no participa la inmensa mayoría es una democracia que empieza a perder fuerza y legitimidad. Si bien el voto es voluntario, es también un deber con nuestro país", dijo el Presidente Piñera el día después de las elecciones. Antes, el viernes inmediatamente anterior a los comicios, él mismo había presagiado que las municipales 2012 tendrían "la mayor participación de la historia de Chile".
El debut del voto voluntario puso también en cuestionamiento el valor predictivo de las encuestas políticas, puesto que fueron numerosos los casos donde los resultados de las urnas contradijeron a los que presagiaban los sondeos. Fueron sorpresivos, así, los triunfos de Carolina Tohá en Santiago y Daniel Jadue en Recoleta, por mencionar dos ejemplos. De modo similar era imprevisible la manera estrecha en la que se impusieron Rodrigo Delgado en Estación Central y Pedro Sabat -el caso más emblemático- en Ñuñoa.
En las semanas posteriores a los comicios la empresa Adimark anunció que no publicaría el sondeo mensual de evaluación del Gobierno debido a la "inusualmente alta tasa de no respuesta por parte de los entrevistados".
"Adimark, que predicó tanto sobre errores de otras, cancela encuesta octubre. No era que si sabían como hacerlas?", se burló en su cuenta en Twitter el director del diario La Tercera, Cristián Bofill. El medio escrito había sido apuntado con dureza por los errores predictivos de sus sondeos.
De todo esto los analistas terminaron concordando en la necesidad de ser más rigurosos a la hora de evaluar la verdadera disposición de los encuestados para ir a sufragar en un escenario de voluntariedad.
Muestra de esto, a varios meses de la polémica, es que en la última encuesta Adimark, correspondiente a abril, la firma propuso como respuestas, para la pregunta "¿Piensa usted ir a votar en estas elecciones (primarias del 30 de junio)?", las opciones "Definitivamente sí", "Definitivamente no", "Probablemente sí" y "Probablemente no".
"En mayo, repetiremos esta medición respecto a las intenciones de voto en primarias", anunció Adimark.
En tanto, en el mundo político persisten algunas voces que critican el sufragio voluntario, como la del diputado DC Jorge Burgos. También el candidato presidencial de ese partido, Claudio Orrego, planteó públicamente en abril, en medio de su campaña, la idea de reponer el voto obligatorio.