En su intervención durante el consejo nacional ampliado de la Democracia Cristiana este domingo, el ministro del Interior, Jorge Burgos, realizó una profunda autocrítica en relación al desempeño del Gobierno en este último periodo.
En su alocución, que se extendió por cerca de 15 minutos, el secretario de Estado sostuvo que este "segundo tiempo" del Gobierno se ha visto marcado por el reajuste constante de la agenda por razones económicas y el clima de desconfianza, entre otros factores.
De todos modos señaló que "el grueso de la agenda sigue siendo pertinente" y que "a diferencia del vuelco que plantean sectores conservadores, el problema fundamental no es la falta de validez de la agenda, ni su impertinencia, sino que se ubica en otros planos. Las razones son distintas y algunas tienen su origen en actos del propio Gobierno que han tendido a desvalorizarla", de acuerdo a lo publicado por el diario La Tercera.
"En los días iniciales del Gobierno se produjo una excesiva acumulación de conflictos. Demasiados a la vez y en los más variados campos. Aunque sea duro reconocer limitaciones, es claro que una agenda potente no se hace sobre la base de agregar cada semana una nueva reforma sino de acotarlas a un número posible de ellas; esto es, obliga a una estricta fijación de prioridades", planteó la autoridad.
Tras esto Burgos enfatizó en que "una sociedad admite un número limitado de conflictos" y, una vez superado ese límite "ellos pasan a ser negativos para los Gobiernos".
"No es bueno ni para el éxito del Gobierno ni para la salud del país tener, a la vez, una muy alta variedad de tensiones especialmente si son de aquellas capaces de dividir a una sociedad", subrayó, apuntando a que es necesario "un equilibrio entre, por una parte, el anhelo de cambio que existe en toda sociedad, aspiración de que somos parte, y, por otra, la estabilidad y seguridad que es también un anhelo muy respetable".
Finalmente afirmó que "las reformas deben ir acompañadas de una gran capacidad de gestión", ya que "reformas sin gestión son un peligro mayor para todo Gobierno, sea demócrata cristiano, social demócrata o socialista y lo fue en Chile bajo la Unidad Popular o en Cuba, durante todo el período revolucionario. Si las reformas no van acompañadas de una alta capacidad de gestión, entonces el entero proceso se desprestigia y alienta las movilizaciones y actos destinados a revertirlo".