El senador Iván Moreira (UDI) planteó que analiza la posibilidad de patentar la expresión "raspado de la olla" y recordó que fue "el único político que no se escondió" durante el caso Penta.
En conversación con La Segunda, el parlamentario recordó que "siempre trataron de subestimarme, pero la UDI ya ha dejado de ser el partido de los iluminados. Se le reconoce el mérito a sus fundadores que fueron capaces junto a Jaime Guzmán de penetrar en las entrañas de la izquierda, porque generamos credibilidad en el mundo poblacional, y este mundo lamentablemente lo hemos ido perdiendo".
En relación a la crisis de Chile Vamos tras la aprobación del retiro del 10 por ciento de los fondos de pensiones, Moreira comentó que "ahora tenemos que buscar puntos de encuentro, porque si nosotros seguimos así, van a pasar muchos años para que volvamos a La Moneda y estaríamos haciéndole un tremendo daño a la candidatura de Joaquín Lavín".
"Si no hay cambios adecuados, el pronóstico no es de los mejores para la UDI. Se requiere una conducción distinta. Hay que darle paso a los nuevos liderazgos, entre ellos a Javier Macaya, María José Hoffman, Juan Antonio Coloma hijo, y también al subsecretario de Hacienda, Francisco Moreno, que podría generar bastante mística porque es el sobrino de Jaime Guzmán", recalcó.
"Si hoy somos un partido indisciplinado es por falta de liderazgo", añadió.
Junto a esto, el senador recordó que sintió "desprecio" en el partido por ser hijo de la meritocracia, y que "toda la vida he sido un sobreviviente, porque he tenido que luchar contra todo y como he tenido que luchar contra todo me ha costado llegar donde estoy".
Apoyo a Pinochet y caso Penta
Moreira recordó que "he tenido una historia de lealtad, de consecuencias y siempre me he enfrentado con la verdad. En el caso Penta yo di la cara, fui el único político que no se escondió. Y estoy pensando en patentar, en un futuro, la frase 'con el raspado de la olla' para un restaurante".
"Teniendo la lealtad de siempre al general Pinochet y al gobierno militar, creo que actué apresuradamente con un grado de fanatismo en la huelga de hambre. Fue un acto mediático bastante irresponsable de mi parte y no lo volvería a hacer", destacó.
"Yo fui un leal incondicional con el gobierno militar y con Pinochet, pero pasé a ser solo un leal, dejé de ser incondicional, porque no puedo negar y así lo reconoció mi partido, que hubo atropellos a los derechos humanos", dijo el senador.
Moreira puntualizó que "no voy a avalar la muerte de nadie y más aún después de que se había instalado el gobierno militar. Siendo siempre leal, reconozco que tenemos un pecado de omisión al creer en materia de derechos humanos todo lo que nos decían".