"(La conmemoración) es una muestra de la historia que nos une", destacó el Mandatario chileno en una declaración conjunta en La Moneda.
El derrocado presidente socialista fue "víctima de canallas", dijo el gobernante norteamericano.
El Presidente Gabriel Boric agradeció este domingo la visita de su par mexicano, Andrés Manuel López Obrador, en el marco de la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado, asegurando que "es una muestra concreta" de la historia que une a ambos países y un gesto para fortalecer la democracia en la región.
En la ceremonia, el mandatario aseguró que los dos países "están cruzados por grandes emociones, por grandes gestos de solidaridad, pero nuestros vínculos también tienen que ver con el presente y con el futuro, en un amplio campo de cooperación que tenemos en materias económicas, de inversiones científicas, tecnológicas, educacionales y culturales".
Asimismo, destacó la ayuda del Ejército mexicano en los incendios forestales que afectaron la zona centro-sur del país en el verano de este año, y la relación de solidaridad entre ambos países, nombrando diferentes eventos de la historia.
Bajo esa línea, apuntó que "los lazos de solidaridad que cruzan nuestras historias se hicieron más indestructibles cuando a partir del golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, México abrió las puertas de su embajada y acogió a más tres mil compatriotas en su tierra, les dio asilo contra la opresión, los cobijó y brindó apoyo en un momento muy difícil para sus vidas".
"Por eso, hoy a nombre del Estado de Chile le agradezco presidente la solidaridad de vuestro país para todos quienes en ese momento lo estaban pasando mal", concluyó.
Por su parte, el presidente mexicano Andrés López Obrador, entregó palabras de admiración al derrocado presidente Salvador Allende, destacando su figura y señalando que "fue un hombre bueno, víctima de canallas".
"Se decía en aquel tiempo, hablando precisamente del presidente Allende, que ser joven y no ser revolucionaron era una contradicción, pero ser revolucionario no necesariamente implica tomar las armas", manifestó.
Y recalcó su imagen pacifista: "Él mismo eligió un camino diferente, aun cuando muchos opinaban que solo mediante las armas podría mantenerse en la presidencia y evitar que lo asesinaran. Él era un pacifista, por eso, aquello fue un crimen horrendo... La traición de Augusto Pinochet fue abominable; es una mancha que no se borra ni con todo el agua de los océanos".
"Nos dejó muchas lecciones de humanismo, dignidad y democracia, de él aprendimos que la mejor forma de lograr una verdadera transformación depende mucho del esfuerzo que hagamos para despertar la conciencia cívica y el cambio de mentalidad de los pueblos", remarcó.
