El ex párroco de Quilpué Jaime de Fonseca, quién fue destituido por la Iglesia Católica de su estado clerical, respondió a las acusaciones que pesan en su contra y que implicaron la decisión del Vaticano.
En una carta dirigida a El Mercurio de Valparaíso, titulada "La verdad padece pero no perece", De Fonseca salió al paso de las denuncias de abuso realizadas por el ex seminarista Mauricio Pulgar, quién según indica De Fonseca en su carta, "realizaba inyecciones a seminaristas y presbíteros que tienen pérdida de memoria y que no se acuerdan de lo que pasó".
El ex parroco declaró que "no soy un desconocido en Quilpué y creo que nadie puede creer un infundio así", tras lo cual fue tajante: "Niego en mí cualquier acto que tenga un significado genital (...) Niego que haya abusado de autoridad sobre aquellos que sólo he servido".
Respecto del Obispo (e) Gonzalo Duarte, dijo que "como en los peores tiempos de la inquisición, me obligó a dejar la parroquia sin reconocerme el derecho a defenderme".
El destituido sacerdote cerró su carta señalando que "usaré todos los medios que tenga a mi alcance para que emerja el esplendor de la verdad y no como la presenta en su mente el obispo Duarte
"Aún espero pruebas, porque nadie me las ha mostrado", dijo el ex párroco de Quilpué.