El equipo de expertos forenses que, al alero del abogado Pedro Díaz en representación de la familia materna del pequeño Tomás Bravo Gutiérrez, analiza las vestimentas del niño en dependencias de la Policía de Investigaciones (PDI) de Concepción, Región del Biobío, halló nuevas evidencias que van a poner a disposición del Ministerio Público, según informó el jurista.
"La polera completa y la mitad del polerón, eso hemos ido alcanzado a revisar muy minuciosamente y se han levantado algunas evidencias. Avanzaremos en la medida que coordinamos con la Fiscalía", señaló Díaz.
"En este tipo de evidencias como en la ropa siempre quedan huellas. Ya lo hemos probado en otros casos y en este caso también parece que vamos en esa misma línea", agregó el abogado.
"Todo esto está encaminado a establecer la verdad: si hay terceras personas encontraremos la evidencia o a terceras personas y, si no hay terceras personas, lo daremos a conocer", sentenció.
Este peritaje, que comenzó ayer martes tras ser autorizado por la Fiscalía, toma relevancia luego de que las partes conocieran un informe de detección de fluidos realizado por el Laboratorio de Criminalística de la policía civil, evacuado el 26 de marzo pasado, y que era, hasta hace algunos días, parte reservada en la carpeta investigativa.
Dicho informe da cuenta de que el análisis inicial del calzoncillo del menor, encontrado a metros de su cuerpo, dio positivo a la presencia de fluidos biológicos de origen humano tras aplicar luces forenses; sin embargo, la prueba confirmatoria no permitió ratificar científicamente la propiedad de esa mancha.
Los forenses particulares utilizan la misma tecnología usada en el caso de Fernanda Maciel, la joven de 21 años y embarazada de siete meses cuyo cuerpo fue encontrado en 2019 en una bodega en Conchalí tras pasar 16 meses desaparecida.
En tanto, la parte querellante por el lado paterno está a la espera de la llegada de pericias encargadas a laboratorios en España y Estados Unidos que deberían arribar durante las próximas semanas.
Los restos de Tomás, de tres años, fueron hallados el 26 de febrero, nueve días después de su desaparición en el sector de Caripilun, en Arauco, y la investigación mantiene como único imputado a su tío abuelo, la última persona que lo vio con vida.