En Concepción, Región del Biobío, se conmemoran con distintas actividades 36 años desde que Sebastián Acevedo, un trabajador de Coronel, se quemó vivo frente a la Catedral penquista.
El impactante hecho lo realizó como un acto desesperado para saber el paradero de sus hijos María Candelaria y Galo, detenidos el 9 de noviembre por la CNI, con paradero desconocido.
En un nuevo 11 de noviembre, y en medio de la crisis social por la que atraviesa Chile, su hija, María Candelaria Acevedo es una activa denunciante de las violaciones a los derechos humanos.
Ella y su hermano estuvieron detenidos en un centro de detención ilegal ubicado en Playa Blanca, Coronel, acusados por el presunto tráfico de armas y explosivos. Con su padre en riesgo vital, ella fue liberada y alcanzó a despedirse de él, quien falleció a las horas en el Hospital Regional de Concepción.
Sobre la situación actual del país, María Candelaria expuso que "por más de 36 ó 40 años hemos seguido en la calle pidiendo verdad, justicia, castigo a los culpables y el nunca más, por un tema de memoria, que no se vuelvan a repetir los hechos que se produjeron en la dictadura militar, pero volvemos a repetir la historia, y este Chile vuelve a repetir la historia de violaciones a los derechos humanos, nunca han escuchado al pueblo".
"Aquí hay tortura, son sistemáticas las violaciones a los derechos humanos, no hay medias tintas ni nada que se parezca, aquí se tortura y por lo tanto son casos de lesa humanidad y por lo tanto los jóvenes hoy día están haciendo uso del derecho para denunciar lo que les está ocurriendo", añadió.
Para conmemorar la muerte de Acevedo, se realizaron dos actividades, una concentración en el lugar en que se inmoló, frente a la Plaza de la Independencia, y un conversatorio programado en la sede del Coelgio de Profesores del Biobío.