El Gobierno de Chile pidió este lunes al presidente argentino, Alberto Fernández, que se abstenga de opinar sobre la crisis social, luego de que el mandatario asegurara que la comunidad internacional no es tan crítica con la crisis que vive el país como lo es con la situación en Venezuela.
A través de un comunicado de Cancillería, el titular de Relaciones Exteriores, Teodoro Ribera, llamó a su homólogo argentino, Felipe Solá, para expresarle su "sorpresa y extrañeza" por los comentarios de Fernández y precisarle "la conveniencia de no emitir opiniones sobre situaciones de política interna de los respectivos países".
Durante una entrevista en una televisión local, el mandatario argentino aseguró que hay que "poner la mirada en su lugar justo" y que la comunidad internacional "habla menos" de las violaciones a los derechos humanos que presuntamente se han cometido en Chile durante las protestas que de otras crisis.
"Me acordaba días atrás, cuando recibí a las organizaciones de derechos humanos venezolanas, en 2013, cuando (Nicolás) Maduro, después de una manifestación puso presos 800 personas. (Sebastián) Piñera metió presas a 2.500 personas y no pasa nada, nadie dice nada", dijo Fernández.
"Quiero aclararle que tengo el mejor trato con Piñera y, si puedo ayudar en algo a que Chile salga de este momento, los voy a ayudar en lo que esté a mi alcance, pero seamos justos, digamos todo", agregó el gobernante argentino, de corte izquierdista.
Tras estas declaraciones, la Cancillería chilena aseguró en el mismo comunicado que en el país "existe un pleno Estado de Derecho" y que "no es el Presidente de la República, sino las policías, el Ministerio Público y los Tribunales de Justicia, las instituciones que cuentan con atribuciones para detener, investigar, juzgar y condenar a los responsables de delitos".