El caso de la doctora Liliana Ortiz, quien falleció el pasado 19 de julio, ha vuelto a traer el tema de la muerte digna a la luz pública.
El abogado Juan Pablo Faúndez, especialista en Bioética, explicó que es necesaria una buena "comprensión terminológica" de ambos conceptos.
Tras la reapertura del debate sobre muerte digna por el caso de la doctora Liliana Ortiz, el abogado experto en Bioética de la PUCV, Juan Pablo Faúndez, explicó que no se debe confundir el concepto de sedación paliativa con la eutanasia, iniciativa para esto último que se tramita actualmente en el Congreso.
Ante las dudas sobre los métodos, expuso que "los cuidados paliativos, desde el punto de vista de la sedación paliativa, no son eutanásicos, por lo tanto va a depender de la técnica legislativa en el caso de introducirlo la buena comprensión terminológica que se pueda hacer de esta situación".
"Entonces, hay que ver desde el punto de vista de la técnica legislativa, como se podría introducir eso para que no se confunda en una ley de eutanasia una situación que no es eutanásica propiamente tal", recalcó.
Faúndez puntualizó que "podríamos pensar que quizás podría ser más adecuado el trabajar legislativamente estos dos ámbitos de manera paralela y no incorporar esta orientación dentro de una ley que tenga la denominación de Ley de Eutanasia".
Juan Pablo Faúndez, abogado experto en Bioética de la PUCV, sobre el caso de la doctora de Concepción Liliana Ortiz y la sedación paliativa, advirtió que sería un error legislar bajo el rótulo de la Ley de Eutanasia este cuidado paliativo, que debe ser aparte @Cooperativa
— Cristofer Espinoza (@CEspinozaQ) July 28, 2021
Con todo, el relato de los familiares de la doctora Ortiz da cuenta de la importancia que tiene el apoyo del entorno cercano en estos temas y decisiones.
De hecho, el encargado de aplicar los fármacos para la sedación paliativa fue su marido, el anestesiólogo Gerardo Soto. Este paso, explicó, "es ya en general cuando tenemos consciencia de que estamos en el último tramo, y es cuando se generan muchos de los grandes sufrimientos físicos y corporales, y que hacen que un paciente sufra indignamente".
Una de sus cuatro hijas, Cristina Soto Ortiz, manifestó que "toda nuestra vida siempre fuimos educadas para este momento y creo que por lo mismo la preparación mental fue bastante más fácil cuando llegamos a esta etapa: no pudimos entenderlo de otra forma más que enfrentar sus decisiones y acompañarla en el proceso, tal como ella quisiera que fuera, porque era su enfermedad".
"En el mismo momento que ella nos contó que tenía cáncer, se sintió súper tranquila porque sabía que podía decirnos lo que ella quisiera y nosotros la íbamos a entender; que iba a ser fuerte, duro, pero nos estaba preparando porque sabía que nos iba a contar a todos", expresó también Javiera, otra de las hijas.
