Medio siglo después, documentos desclasificados en Estados Unidos revelaron que, el año 1970, las autoridades de ese país discutieron y acordaron, al más alto nivel, "maximizar las presiones sobre el Gobierno de Salvador Allende para evitar su consolidación".
Un reportaje publicado este miércoles por el diario El País de España da cuenta de una serie de archivos que "echan por tierra la versión oficial sobre el papel que desempeñó el Gobierno de Richard Nixon" (1969-1974) en el fracaso del proyecto de la Unidad Popular.
"Dañarlo y derribarlo"
La nota da cuenta de que el 6 de noviembre de 1970 se reunió en la Casa Blanca el Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, específicamente para abordar el caso chileno, sus implicancias y la estrategia que asumiría Washington: tres días antes había asumido Salvador Allende como Presidente de la República.
"Podemos derribarlo, tal vez, sin ser contraproducentes", comentó el entonces secretario de Estado, William Rogers, oponiéndose a una hostilidad y agresión abiertas.
Más duro, el secretario de Defensa, Melvin Laird, sostuvo: "Tenemos que hacer todo lo que podamos para dañarlo y derribarlo".
El director de la CIA, Richard Helms, hizo presente que Allende había designado a "un gabinete militante de línea dura", que "refleja la determinación de los socialistas de afirmar su política más radical desde el principio".
"Si hay una forma de desbancar a Allende, mejor hazlo", dijo el presidente Nixon en el encuentro, según un manuscrito de Helms que forma parte de los documentos desclasificados.
"Nuestra principal preocupación en Chile es la posibilidad de que (Allende) pueda consolidarse y la imagen proyectada al mundo será su éxito", agregó Nixon ante los responsables de la seguridad nacional.
"Seremos muy fríos y muy correctos, pero haciendo cosas que serán un verdadero mensaje para Allende y otros", adelantó.
Discurso público y estrategia oculta
Tres días después, el 9 de noviembre, el consejero de seguridad nacional y futuro secretario de Estado Henry Kissinger distribuyó un memorándum secreto con la decisión adoptada en el Consejo: se titulaba "Política hacia Chile".
"El presidente (Nixon) ha decidido que la postura pública de los Estados Unidos (hacia Chile) será correcta, pero fría, para evitar darle al Gobierno de Allende una base sobre la cual reunir apoyo nacional e internacional para la consolidación del régimen", se indicaba.
No obstante, "Estados Unidos buscará maximizar las presiones sobre el Gobierno de Allende para evitar su consolidación y limitar su capacidad para implementar políticas contrarias a los intereses de Estados Unidos y del hemisferio", agregaba.
El memorándum detalla, de hecho, los métodos que utilizaría Washington para sabotear a la UP: "Funcionarios estadounidenses colaborarían con otros Gobiernos de la región –en particular Brasil y Argentina–, para coordinar esfuerzos contra Allende; se bloquearían silenciosamente los préstamos de los bancos multilaterales a Chile y se cancelarían los créditos y préstamos a la exportación de Estados Unidos; se reclutaría a empresas estadounidenses para que abandonaran Chile; y se manipularía el valor del mercado internacional de la principal exportación de Chile –el cobre– para dañar a la economía chilena".
"Se autorizó a la CIA, además, a preparar planes de acción relacionados con la futura implementación de la estrategia", señala El País.
Pruebas irrefutables
El medio destaca que "los nuevos papeles publicados echan por tierra las tergiversaciones que, durante décadas, han intentado construir diversos funcionarios de Estados Unidos para eludir su responsabilidad en el quiebre democrático de Chile y los 17 años de dictadura militar, que se cobró miles de víctimas".
Estos intentos se remontan a septiembre de 1974, cuando el diario The New York Times reveló las operaciones encubiertas de la CIA para derrocar a Allende, lo que motivó una investigación del Congreso estadounidense que concluyó en el famoso "informe Church": "Covert Action in Chile 1963-1973", escrito por un comité especial del Senado, presidido por el senador Frank Church, pero que no accedió al registro completo de las deliberaciones y decisiones de la Casa Blanca en los días previos y posteriores a la toma de posesión de Allende, que ahora, 50 años después, se revelan.
El factor Kissinger
El reportaje también destaca el rol clave que tuvo Kissinger en la adopción, por parte de la administración Nixon, de la línea de acción más dura en contra de Allende.
Según se indica, "Kissinger se las arregló para retrasar" en un día la mencionada reunión del Consejo de Seguridad, que originalmente se realizaría el 5 de noviembre de 1970.
En esas 24 horas, se reunió a solas con el presidente Nixon para convencerlo de que dejara "muy claro cuál es su posición sobre este tema".
"Chile podría terminar siendo el peor fracaso de nuestra Administración: 'nuestra Cuba' en 1972", le advirtió en el Despacho Oval.
"Su resolución sobre qué hacer al respecto puede ser la decisión de asuntos exteriores más histórica y difícil que tendrá que tomar este año", continuó Kissinger.
"Lo que suceda en Chile durante los próximos seis a 12 meses tendrá ramificaciones que irán mucho más allá de las relaciones entre Estados Unidos y Chile", expuso.
"El ejemplo de un exitoso Gobierno marxista electo en Chile seguramente tendría un impacto en –e incluso un valor precedente para–, otras partes del mundo, especialmente en Italia. La propagación imitativa de fenómenos similares en otros lugares a su vez afectaría significativamente el equilibrio mundial y nuestra propia posición en él", enfatizó Kissinger a lo largo de una hora.
Antes, en una conversación telefónica, Nixon le había dicho a Kissinger que era significativo el "efecto en la gente del mundo" que tendría el ejemplo de la UP.
"Si (Allende) puede demostrar que puede establecer una política marxista antiamericana, otros harán lo mismo", dijo el mandatario.
"Tendrá efecto incluso en Europa. No solo en América Latina", coincidió Kissinger.
"Lo que parecía ser especulación era más que cierto"
El País recogió la opinión de Iván Jaksic, el Premio Nacional de Historia 2020: "Si bien sabíamos bastante acerca de las maquinaciones del Gobierno de Nixon para impedir o desestabilizar al Gobierno de Allende, resulta sumamente importante contar con estos documentos, incluyendo notas manuscritas y transcripciones de conversaciones telefónicas".
"Es sorprendente ver cómo lo que antes parecía ser especulación era más que cierto. La crudeza del lenguaje y las medidas que se proponen para presionar al Gobierno de Allende y mandar señales inequívocas a otros países son francamente escalofriantes", dijo el académico.
"Es evidente que, para el Gobierno de Estados Unidos, Chile importaba sobre todo como un ejemplo que no debía trascender; es decir, un marxismo que llega al poder mediante vías democráticas", acotó.
También se incluye en la nota una reflexión de Ascanio Cavallo, el conocidísimo periodista chileno coautor del libro "La historia oculta del régimen militar".
"No hay nadie en Chile que dude de la voluntad del Gobierno de Nixon de que Allende no terminara su mandato. Pero el propio Nixon y Kissinger –que en sus memorias hace una referencia muy breve a Chile– siempre negaron un papel activo de Estados Unidos una vez que Allende había asumido la presidencia, a diferencia de lo que indican estos papeles, que revelan que la Administración estadounidense discutía cómo lograr su derrocamiento", apuntó Cavallo.