A 10 años del devastador terremoto de magnitud 8,8 y el tsunami del 27 de febrero de 2010, la comuna maulina de Constitución y su población recuerdan hoy, con distintos actos, la catástrofe que causó la muerte de 102 de sus habitantes y la desaparición de otras 10 personas, el registro de víctimas más alto en el país para una sola ciudad.
Las actividades comenzaron durante la noche del miércoles en el complejo habitacional Cerro O'Higgins, donde ocho personas murieron tras el desplome de los edificios del emblemático sector, lugar donde se realizó una misa en recuerdo de las víctimas.
Posteriormente, ya de madrugada, se realizó una liturgia en Isla Orrego, lugar donde se concentró la mayor cantidad de gente fallecida, que celebraba hace 10 años la "Noche Veneciana" de un nuevo aniversario de la ciudad.
En ese lugar hay 36 cruces y 36 banderas chilenas, como también un memorial que recuerda a las víctimas de la zona en esa noche por las tres olas que ingresaron hasta la costa.
En la ceremonia se produjo un profundo silencio y el toque de campanadas -una por cada víctima fatal constitutana- a las 03:34 horas, hora exacta del terremoto de magnitud 8,8 en la escala de Richter.
"Cuidemos lo que tanto nos costó reconstruir"
El intendente del Maule, Pablo Milad, dijo que la reconstrucción estructural que emprendió la región después del 27-F está prácticamente finalizada una década más tarde, en un 98,8 por ciento.
Al término de la ceremonia, el alcalde de Constitución, Carlos Valenzuela, enfatizó que aún existen "puntos pendientes" en la reconstrucción de la ciudad, y se refirió a la ausencia en el acto del Presidente Sebastián Piñera, que viajará a la Región del Biobío durante esta mañana.
"Agradezco que no haya venido y haga cambiado su itinerario, porque era evidente que se iban a venir las manifestaciones, y no quiero que estemos peleándonos entre nosotros", comentó el jefe comunal, apuntando a los efectos de la crisis social, haciendo un llamado a la ciudadanía: "Cuidemos lo que tanto nos costó reconstruir".
"La reconstrucción del alma"
Más allá de la reconstrucción estructural, la catástrofe dejó cicatrices menos visibles que las víctimas aseguran que nunca olvidarán.
Ángela Bravo, quien perdió a su hermano y dos sobrinas, expresó que "la reconstrucción del alma de Constitución no hay". "Mi mamá murió de pena. A mí me costaba creer que la gente muere de pena, pero a ella le faltó su hija menor, y ella nunca más, en cinco años, volvió a sonreir. Ella lo extrañaba todos los días, y a sus niñas, sus nietas", relató la mujer a Cooperativa.
La madrugada del 27-F, el sexto sismo más fuerte del mundo desde 1900, marcó un antes y un después en la historia del país: 521 personas murieron y miles vieron cómo el océano se llevaba sus casas, sus comercios y, en el peor de los casos, sus seres queridos.
El terremoto tuvo su epicentro en la Región del Ñuble, en el centro-sur del país, y provocó un tsunami que azotó el litoral más cercano, con especial intensidad en las localidades de Dichato, Talcahuano y Constitución.