Académicos e investigadores de la Universidad de Chile analizaron las diferencias entre las lluvias que se registran a nivel global en el país, con el fin de comprender el panorama hidroclimático de Chile.
Entre las características que destacaron se encuentra que el desierto ya no se encuentra solamente en el norte, según explicó el investigador postdoctoral del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR2) de la U. de Chile, Raúl Valenzuela.
"En el centro y sur del país ya se ve un proceso de secamiento de los territorios, una señal ya presente, que se ha desarrollado desde los 80, tanto por factores naturales como por la mano del hombre", precisó.
Además, aseguran que en el norte las lluvias son más intensas que en el sur, ya que "podemos ver que el 10 por ciento más intenso en eventos extremos en La Serena se ubica en el orden de los 29,5 mm, en tanto que en Puerto Montt esto baja a 20,6 mm, lo que permite decir que en el norte y centro es más posible la prevalencia de fenómenos críticos, es decir, con interrupción del funcionamiento normal de la ciudad, que en el sur donde las precipitaciones son más parejas".
Los científicos indican que la intensidad de un fenómeno deriva de cuántos milímetros caen en un margen de horas, más allá del total de milímetros en un frente climático, y así por ejemplo, un temporal donde caen 100 mm en dos días será menos intenso que uno donde caen 50 mm en dos o tres horas.
Los expertos recalcaron que los eventos extremos se concentran en la zona centro y que Santiago tendrá menos lluvia esta temporada, pero en episodios más intensos.
De acuerdo al estudio, las proyecciones para la capital del país cifran en 200 mm las aguas lluvias que caerán en el año, siendo un 40 por ciento menor a lo esperado en 12 meses normales, pero estas precipitaciones caerían casi exclusivamente en eventos extremos, de intensidad alta y que probablemente afectarán el quehacer normal de la ciudad.
Aunque acumulan más aguas caídas, las regiones del sur no tienen episodios de alta intensidad como sí abundan en las regiones del Biobío y del Maule, donde los sistemas frontales se concentran gracias al efecto de la Cordillera.
"Como el aire caliente sube y el frío se mantiene abajo, la cordillera termina generando una barrera que hace que el sistema se mantenga en un mismo lugar y sea más fuerte, en vez de disolverse y ser menos intenso como ocurriría en espacios abiertos", indica Raúl Valenzuela.
Posibles anegamientos
Aunque en un año denominado como normal llueven unos 420 mm en la capital de la región más austral del país, ningún mes de precipitaciones en Punta Arenas sobrepasa los indicadores de la cuenca santiaguina, donde en el mes que en promedio es el más lluvioso -junio- caen unos 86 mm, casi doblando la cifra de mayo, mes de más aguas caídas en Magallanes con unos 48 mm, lo que causa que sea más probable un anegamiento en la capital.
Existen mayores probabilidades de anegamientos en la capital que en el extremo sur (Foto: ATON)
En relación con las diferencias con Argentina, aclaran que debido al efecto de la Cordillera de Los Andes, se puede observar que el extremo austral del país vecino es muy húmedo, a diferencia de su zona más central por el lado de la pampa que es muy seco y frío.
Este hecho ocurre porque, debido a la altitud de la Cordillera, no pueden pasar los frentes de altas o bajas presiones que se manifiestan en Chile hacia territorio argentino.
Los investigadores concuerdan en que Chile está pasando por años secos, pero "la Tierra busca siempre un balance de energía y por ello no sería extraño que pasemos posteriormente por un periodo húmedo, que equilibre lo que hemos visto en estas últimas décadas", considerando además que un ciclo lluvioso es esperable como parte de las consecuencias del cambio climático, algo que se anticipa que no será mediante condiciones normales, sino que mediante episodios intensos.
Finalmente, destacaron que pese a que las medidas para mitigar los gases invernadero que destruyen la capa de ozono han permitido que su agujero se vaya cerrando, aún está principalmente encima de territorio chileno, algo que afecta más a las regiones de Los Ríos, Los Lagos, y al sector patagónico en general en Chile y Argentina, por lo que aún se puede esperar que exista un déficit de precipitaciones en estos territorios.