El Congreso despachó esta semana el proyecto impulsado por el Gobierno para regular el empleo juvenil, que en sus inicios generó muchos cuestionamientos y protestas puesto que buscaba instaurar un estatuto especial.
Finalmente, terminó siendo una iniciativa que establece una jornada parcial alternativa para estudiantes trabajadores incluida en el Código del Trabajo. Los cambios realizados en su paso por el Senado fueron aprobados el martes pasado por la Cámara de Diputados -132 votos a favor y dos abstenciones-, por lo cual quedó en condiciones de convertirse en ley de la República.
El texto instala una jornada parcial alternativa que permitirá a los jóvenes que trabajan y estudian a la vez adaptar sus horarios laborales, por ejemplo, para poder rendir exámenes –sin goce de sueldo-; así como que también sigan siendo carga de salud de los padres hasta los 24 años, pese a tener un contrato, y puedan pactar días libres coordinados con las vacaciones académicas.
El ministro del Trabajo, Nicolás Monckeberg, destacó la aprobación e instó a valorar las reformas que impulsa el Ejecutivo en la materia, aludiendo también al proyecto de adaptabilidad laboral, que tampoco ha estado exento de críticas.
"Este es el primer paso de la modernidad laboral que queremos para Chile, dejemos de tener miedo a las normas que adaptan la jornada de trabajo, no le tengamos miedo a la flexibilidad laboral porque no es precariedad, es humanidad, mejorar la calidad de vida de los trabajadores".
Cuestionó que "aquellos que acusan de precariedad se están quedando en el pasado", y sentenció que "los jóvenes y los trabajadores quieren ser más dueños de su tiempo".
La preocupaciones
Desde el mundo laboral, Andrés Giordano, presidente del sindicato de Starbucks, que reúne a muchos estudiantes trabajadores, resaltó que "en lo positivo, se redujo a un solo fraccionamiento, en teoría, condicionado a la malla académica. Es decir, el empleador no podría fraccionar la jornada si el estudiante no lo necesita por motivos académicos, y en ese escenario podría ser positivo".
"La preocupación –planteó- siempre va a ser qué pasa con los empleadores que abusan y utilizan la letra chica de manera de conseguir cosas de su interés, como por ejemplo tener trabajadores a su disposición en los horarios peak sin importar si tiene que ver con la malla académica o no".
Por su parte, el investigador Benjamín Sáez –de la Fundación Sol- cuestionó que "con este 'estatuto laboral joven' y otras reformas laborales que impulsa el Gobierno, como la adaptabilidad de la jornada laboral, vamos a ver cómo las jornadas parciales van a comenzar a ser una problemática cada vez más profunda en este segmento de la población".
Ante ello, dijo que "hay que estar muy atentos" a las consecuencias y "los tipos de empleos que pueda promover esta política que son justamente empleos que no tienen las mejores condiciones".
El 34 por ciento de los jóvenes que trabaja en Chile lo hace sin protección legal, uno de los puntos que se pretende corregir con esta nueva ley de empleo juvenil, además de aumentar su participación laboral.