Transantiago: Una historia de retrasos y críticas

Publicado:
Autor: Cooperativa.cl

El nuevo plan de transporte urbano de la capital, que acaba de entrar en vigencia, ha sufrido una serie problemas y cuestionamientos desde que se ideó en marzo de 2002.

Llévatelo:

Por Montserrat Naranjo S.

 

El día "D" del transporte público en Santiago llegó. Este sábado 10 de febrero se inicia el Transantiago, el ambicioso proyecto que pretende cambiarle el rostro a una ciudad sobrecargada de micros con decenas de recorridos eternos que atravesaban la urbe de lado a lado.

 

Luego de más de un mes realizando los últimos ajustes, desde las 05:00 horas ya circulan por la capital los buses troncales, de acercamiento y el sistema integrado que unifica también a Metro dentro del nuevo concepto de transporte colectivo.

 

Sorteando una serie de trabas y críticas, la más común la desinformación ciudadana, ya no hay vuelta atrás y todos los habitantes de la Región Metropolitana deben aprender cuál es su mejor combinación para sus traslados habituales.

 

Una nueva cara para Santiago

 

Transantiago tiene su origen en marzo de 2002, cuando el Presidente de la época, Ricardo Lagos Escobar, anunció la implementación de un nuevo plan de locomoción colectiva para la capital, para el que designó a Germán Correa como "coordinador general de Transporte de Santiago".

 

Correa, quien fue ministro del ramo durante el gobierno de Patricio Aylwin, inició un estudio de la estructura de la deuda del sector microbusero, que sería el principal afectado con el nuevo ordenamiento.

 

Justamente este grupo empresarial protagonizó el 12 y 13 de agosto de 2002 un paro convocado en protesta por las bases de las licitaciones de recorridas establecidas por el Gobierno, el Ministerio del Interior y la Intendencia de Santiago.

 

En febrero de 2003 se lanzó la tarjeta Multivía, que permitía el pago del Metro a través de un sistema de recargas. La idea original era ampliar esta tecnología a las micros, lo que se concretaría recién en 2007.

 

En marzo de ese año, Correa renunció a su cargo, siendo reemplazado por el radical Aldo Signorelli para, posteriormente, poner fin al Directorio de Transportes de Santiago, el que se convirtió en un órgano consultivo del Ministerio de Transportes.

 

Ese mismo año se dio inicio al proceso de licitación, en el que se estableció que los empresarios que quisieran participar del plan debían mejorar sustancialmente sus vehículos, organizarse y dar un gran salto en todos aspectos, incluso en el de la formalidad de los contratos de los choferes.

 

En diciembre de 2004 se entregaron los resultados del concurso y 14 unidades de negocio asumieron la puesta en marcha del plan, cinco de ellas correspondientes a agrupaciones de servicios troncales y las nueve restantes en las áreas locales.

 

Finalmente, a través de las exigencias de las licitaciones, se determinó que todos los recorridos de buses serían explotados por solamente 10 empresas concesionarias, en vez de los aproximadamente 3.000 dueños de buses organizados en asociaciones del sistema antiguo.

 

Los primeros atrasos

 

La primera etapa del Transantiago no se inició de la mejor forma. La fecha fijada para su entrada en vigencia era el mes de agosto de 2005, la que se modificó luego de que las autoridades anunciaran el retraso de la puesta en marcha hasta el 22 de octubre, lo que dio origen a las primeras críticas hacia las autoridades, a quienes se acusó de "mala planificación".

 

En esa fecha, las 10 empresas concesionarias que asumieron el control del sistema de trasporte introdujeron 1.181 nuevas máquinas, la mitad de ellas articuladas, que reemplazaron a 461 del sistema antiguo, por lo que el parque de locomoción colectiva aumentó de 7.000 a más de 8.000 micros.

 

El 21 de enero de 2006 se incorporaron 302 buses nuevos, y se dieron de baja otras 551 micros amarillas, lo que generó la preocupación de la Confederación Nacional de Trabajadores del Transporte de Chile (Conatrach) por los niveles de desempleo que podría acarrear el retiro de los antiguos buses.

 

A pesar de lo anterior, la Conatrach valoró la implementación del Transantiago pues vieron en él, más que nuevas plazas de trabajo, importantes mejoras en las condiciones laborales, como un sueldo fijo, cotizaciones en base a un sueldo real en materia de previsión y seguridad social.

 

En ese mismo mes, la empresa Subus, una de las concesionarias, destacó la buena acogida que tuvieron los cobradores automáticos tras implementar algunos aparatos, los que debían comenzar a masificarse entre mayo y junio de ese año.

 

A fines de marzo, y ya bajo el Gobierno de Michelle Bachelet, el diputado de la Unión Demócrata Independiente (UDI) Gonzalo Uriarte aseguró que las obras de infraestructura vial para la puesta en marcha completa del Transantiago no iban a estar listas para octubre cuando se cumple el último plazo de entrega.

 

En tanto, el Ministerio de Transporte, enterado de las denuncias, señaló que el tema se encontraba en evaluación, por lo que anunciarían una respuesta a las declaraciones de Uriarte a la brevedad.

 

Una época de recambios y protestas

 

A mediados de abril se cumplió con el retiro de 800 buses amarillos, al mismo tiempo que el ministro de Transporte, Sergio Espejo, aseguró que el grueso de los choferes del antiguo sistema pasaría a Transantiago, y que de no ser así, buscarían alternativas para reinsertarlos posteriormente.

 

Los días posteriores al retiro de micros, dicha cartera comenzó a fiscalizar con mayor rigurosidad la locomoción colectiva, a fin de evitar que los buses amarillos que no tuvieran autorización continuaran con recorridos "pirata" en la capital.

 

Este hecho provocó la molestia de algunos dueños de micros antiguas, quienes protestaron en la Alameda por la salida de circulación de sus vehículos.

 

El retiro masivo de buses del antiguo sistema provocó problemas en la frecuencia de los recorridos, algo que el subsecretario del ramo, Danilo Núñez, se comprometió a solucionar, junto con adelantar a la población que el plan tenía altos costos en los que trabajaban para que no resultaran de gran impacto para los bolsillos.

 

Se pospone marcha blanca

 

Mayo se inició con el anuncio de un nuevo atraso en la implementación del Transantiago, esta vez, en el inicio de la marcha blanca, la que estaba presupuestada, en primera instancia, para agosto de 2006, fecha que fue modificada para el 27 de octubre.

 

Sin embargo, el incumplimiento de los operadores privados motivó, por segunda vez, el retraso del proceso para el 10 de febrero de 2007.

 

Ante este nuevo problema, el Gobierno anunció que exigiría explicaciones a las empresas, mientras que parlamentarios tanto de la derecha como de la Concertación manifestaron su molestia, acusando improvisación y porfía de parte de la autoridad.

 

Por su parte, el alcalde de Estación Central, Gustavo Hasbún, pidió a la Contraloría General de la República investigar eventuales irregularidades en la nueva postergación del Transantiago, asegurando que Espejo "miente a la gente".

 

En junio, el Gobierno había logrado un acuerdo con gran parte de las concesionarias del Transantiago para aplazar la marcha blanca, pero la empresa Subus se mantenía reticente al convenio, en busca de compensaciones por el retraso.

 

Ante esto, la empresa amenazó con acciones judiciales contra el Estado, lo que finalmente no ocurrió, y se logró un acuerdo entre ambas partes para iniciar el sistema en febrero.

 

Aunque el Gobierno evitó llegar a un pleito judicial con la concesionaria, que le habría significado una millonaria compensación, las distintas demoras han significado un costo de 57 millones de dólares por concepto de indemnización a los operadores, además de significar el cuestionamiento a quienes llevan cabo el proyecto.

 

En julio, en tanto, el Administrador Financiero de Transantiago (AFT) presentó Bip!, la nueva tarjeta de prepago que se utilizará en el inicio del plan de modernización del transporte público de Santiago.

 

Nueva ola de ataques

 

A fines de agosto, la UDI acusó al Gobierno del ex presidente Ricardo Lagos por su "negligencia y demagogia", que habría derivado en el fracaso del proyecto para construir la estación intermodal Quinta Normal, por lo que el Fisco deberá pagar una indemnización casi 6.300 millones de pesos a la concesionaria a cargo de la obra.

 

En el mismo mes, el Palacio Ariztía y la sede de la secretaría Metropolitana de Transportes fueron "tomados" por un grupo de microbuseros del sistema antiguo, quienes protestaban por las condiciones de trabajo en que iban a quedar tras la puesta en marcha del Transantiago.

 

En ambas ocasiones, los choferes exigían que el Estado actúe como garante del pago de sus indemnizaciones y de la deuda previsional que se tiene con ellos.

 

Y ya en los últimos días del mes, las empresas Subus y Redbus, las dos concesionarias que aún no suscribían el acuerdo de aplazamiento del plan, se reunieron con el ministro Sergio Espejo y pusieron su rúbrica en el protocolo, con lo que se garantizó el inicio del sistema de transporte para febrero de 2007.

 

En Septiembre, Transantiago sumó un nuevo rostro para su campaña. El ex futbolista Iván Zamorano se convirtió en la cara de la campaña "Transantiago informa", lanzada el 13 de ese mes, y que se inició en octubre con 160 monitores en terreno.

 

Los últimos detalles

 

En octubre de 2006 comenzó la campaña de información a los usuarios de Transantiago, la que dio a conocer las modificaciones y novedades que se producirán en el sistema de transporte público de Santiago.

 

Esto generó nuevas críticas por parte de la población, de la derecha y de expertos, quienes señalaron que esta iniciativa fue tardía, puesto que los usuarios no iban a adecuarse a los cambios en tan poco tiempo.

 

Recientemente lanzó una dura crítica por la falta de información el catedrático del departamento de Ingeniería de la Universidad Tecnológica Metropolita (UTEM), Renato Bucheister, quien aseguró que las fallas de comunicación provocarán que los errores actuales del Transantiago, que es un "sistema", sean "incorregibles".

 

"El Transantiago es un sistema y por tanto, está compuesto de distintas partes que precisan aporte, coordinación, oportunidad en el tiempo, objetivo y participación informada, y en lo último está la primera situación difícil: no hubo información adecuada y oportuna", afirmó el académico.

 

Noviembre se vio marcado por el cierre temporal de importantes calles de la capital, donde se mejoró el pavimento y se instalaron paraderos habilitados para los nuevos buses, tal como en el verano de 2005 y 2006 en la Alameda.

 

Con el inicio de un nuevo año comenzó a entregarse la tarjeta Bip!, que reemplaza a la Multivía como medio de pago del Transantiago.

 

El nuevo dispositivo permite pagar el Metro y algunos servicios de buses, manteniéndose la estructura tarifaria antigua. (Cooperativa.cl)

LEER ARTICULO COMPLETO

Suscríbete a nuestro newsletter