Argentina se casará con el asesino de su gemela

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Autor: Cooperativa.cl

Edith Casas eligió el Día de los Enamorados para la ceremonia.

Víctor Cingolani, el novio, cumple una condena a 13 años de cárcel por su crimen.

 Clarín

Edith Casas, una muchacha argentina de 23 años, eligió el Día de los Enamorados para casarse con el asesino de su hermana gemela, Víctor Cingolani, en la localidad trasandina de Pico Truncado.

Antes de fijar la ceremonia la pareja debió esperar la aprobación de la Justicia porque la madre de Edith presentó un recurso para evitar el matrimonio: Cingolani purga una condena de 13 años de cárcel acusado de haber asesinado a Johana Casas, hermana de Edith y ex novia del acusado.

Tras ordenar los estudios correspondientes, la jueza de Pico Truncado, Gabriela Zapata, decidió que Edith no presenta trastornos psicológicos o mentales que le impidan contraer matrimonio. La decisión se conoció a mediados de enero y a partir de entonces la pareja buscó fecha y decidió casarse este jueves en el Día de los Enamorados.

Edith siempre sostuvo la inocencia de su novio. "Voy a casarme con el hombre que amo y no con quien asesinó a mi hermana. Vamos a formar una familia y a tener hijos", declaró según el diario Clarín.

El pensamiento de la chica de 23 años contradice al de su familia. Su madre, Marcelina Orellana, se opuso siempre a esta unión y acusó a Edith de traicionar a su hermana. "Ella no está en sus cabales, algo le pasa, le hicieron un lavado de cerebro", sostuvo al periódico.

Valentín Casas, padre de las gemelas, fue tajante en su opinión: "Para mí murieron las dos. Johana está con Dios y Edith, con el diablo". Tras conocerse el fallo de la jueza Zapata que autorizó la boda ambos coincidieron en que "la Justicia será ahora responsable de lo que le pueda ocurrir a Edith".

Johana Casas era una modelo en ascenso cuando fue asesinada. Tenía 20 años. Su cuerpo apareció en un descampado de Pico Truncado con dos balazos en el pecho en julio de 2010. Cingolani fue inmediatamente detenido. La prueba fundamental para condenarlo en el juicio fueron los restos de parafina en sus manos con lo que se mostró que había usado el arma para matar a la chica.

Lo que más llamó la atención es que durante todo el juicio Edith acompañó a su familia luciendo una remera con inscripciones que pedían justicia por la muerte de su hermana. Sentado en el banquillo de los acusados, Víctor Cingolani no le sacó los ojos de encima.

Un par de meses después de la condena Edith y Víctor hicieron público su amor y su intención de casarse.