Rechazo ciudadano complica sepultación de Jorge Rafael Videla
El ex dictador murió el viernes y aún no es enterrado.
Activistas de Mercedes, su ciudad natal, se han movilizado para que su tumba no esté en el cementerio local.
Videla era el único sobreviviente de la Junta Militar que tomó el poder en Argentina en 1976.
Por varios años fue el hombre más poderoso de Argentina, pero ahora nadie lo quiere. Los restos de Jorge Rafael Videla, el ex presidente de facto que gobernó entre 1976 y 1981, durante el período más oscuro en la historia del país, aún no han sido sepultados tras su muerte el pasado viernes, a los 87 años.
La familia de Videla anunció su intención de enterrarlo en Mercedes, su ciudad natal, en el norte de la provincia de Buenos Aires. Allí, la familia tiene dos bóvedas privadas en el cementerio municipal. Pero los vecinos de Mercedes se oponen.
El lunes, luego de que se hiciera pública la noticia, vecinos y activistas de derechos humanos colgaron carteles en el acceso al cementerio con los nombres de los 22 desaparecidos que tuvo la ciudad durante el régimen militar que presidió Videla.
También convocaron a una manifestación el miércoles en la plaza principal de Mercedes, para repudiar la figura de Videla.
El ex militar murió en prisión luego de haber sido condenado a cadena perpetua en 2010 por la desaparición de 31 detenidos y de recibir otra condena a 50 años de cárcel en 2012 por el robo sistemático de niños nacidos en cautiverio.
En estos días enfrentaba un tercer proceso por los delitos cometidos en el marco del llamado "Plan Cóndor" de coordinación de los regímenes militares del Cono Sur americano.
Según los organismos de derechos humanos, cerca de 30.000 personas fueron asesinadas o desaparecidas durante el último régimen militar en Argentina, instaurado en 1976 con un golpe de Estado encabezado por Videla, entonces jefe del Ejército.
Rechazo
Por medio de un comunicado difundido a través de las redes sociales, un grupo de militantes de Mercedes afirmó que esa ciudad "no quiere transformarse en depositario de los restos del mayor genocida argentino, ni en centro de peregrinaje del fascismo argentino".
La agrupación Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina (Forja) pidió al Concejo Deliberante local "una declaración clara y contundente, que contemple el sentimiento de la mayoría del pueblo".
El legislativo aún no se pronunció sobre la muerte de Videla o los presuntos planes de entierro pero fuentes locales informaron que el tema podría ser debatido en su próximo encuentro, el lunes que viene.
En tanto, el secretario de Derechos Humanos del municipio, Marcelo Melo, -quien organizó la muestra de carteles que se colgó en la entrada del cementerio local- mostró su rechazo a recibir los restos del ex represor, pero admitió que las autoridades no pueden hacer nada al respecto.
"Si bien podemos repudiar, tampoco podemos prohibir que traigan el cuerpo de Videla aquí al cementerio porque la familia tiene bóvedas privadas y personales, no estaría a nuestro alcance impedirlo", expresó el funcionario.
Sin honores
Las autoridades anunciaron que Videla será enterrado sin honores, luego de que el gobierno firmara una resolución en 2009 que prohíbe rendir distinciones durante su funeral a ex represores fallecidos.
De esta manera se evitará la controversia que surgió en 2003 cuando el ex presidente de facto Leopoldo Fortunato Galtieri (1981-1982) fue sepultado con honores militares en el panteón castrense del cementerio de la Chacarita, en Buenos Aires, tras fallecer a causa de un paro cardíaco a los 76 años.
Galtieri, responsable del enfrentamiento militar con Gran Bretaña por las islas Malvinas/Falklands, en 1982, recibió durante su sepelio los elogios del entonces jefe del Ejército, teniente general Ricardo Brinzoni.
"El Ejército argentino despide hoy a uno de sus comandantes en jefe, que en épocas de convulsión y de desencuentros entre los argentinos actuó y decidió según sus convicciones", afirmó Brinzoni, quien pocos meses después sería retirado de su cargo con la llegada del presidente Néstor Kirchner (2003-2007).
Se cree que el entierro de Videla –cuyos detalles se mantienen en secreto- sería similar al de Emilio Eduardo Massera, el ex jefe de la Armada que formó parte, junto con Videla y Orlando Ramón Agosti, de la junta militar que tomó el poder en 1976 tras derrocar a María Estela Martínez de Perón.
Massera, quien falleció a finales de 2010 de un paro cardíaco, fue enterrado en una ceremonia privada, de la que no se difundieron detalles, en el cementerio Memorial de Pilar, en los suburbios de Buenos Aires.
Algunos medios argentinos especulan con la posibilidad de que Videla también sea enterrado en ese cementerio privado si su familia decide no sepultarlo en Mercedes.
Esta semana se difundieron los resultados de la autopsia que se le practicó al ex militar tras su fallecimiento. Los estudios revelaron que murió como consecuencia de un paro cardíaco derivado de las lesiones y fracturas que sufrió cinco días antes, al caerse mientras se duchaba en el penal de Marcos Paz, donde cumplía su condena.
Dónde están enterrados
- Roberto Eduardo Viola (murió en 1994): cementerio de la Chacarita, ciudad de Buenos Aires.
- Orlando Ramón Agosti (murió en 1997): cementerio privado Jardín de Paz, Pilar, provincia de Buenos Aires.
- Leopoldo Fortunato Galtieri (murió en 2003): cementerio de la Chacarita, ciudad de Buenos Aires.
- Emilio Eduardo Massera (murió en 2010): cementerio privado Memorial, Pilar, provincia de Buenos Aires.
- Los juicios y las condenas de Videla
1985: En el juicio a las Juntas, Videla es condenado a prisión perpetua.
1990: El entonces presidente de Argentina Carlos Menem le otorga un indulto.
1998: Pese al indulto Videla regresa a prisión por causas que habían quedado al margen de la amnistía: el robo de bebés nacidos en centros de detención y el Plan Cóndor. Pero después de 38 días, le conceden el arresto domiciliario por motivos de salud.
2007: El juez Norberto Oyarbide falla que el indulto es "inconstitucional" y lo anula. La Corte Suprema confirmó la anulación en 2010.
2008: Es trasladado a una cárcel militar cerca de Buenos Aires después de que la justicia le revocara el privilegio de vivir bajo arresto domiciliario por motivos de edad.
Diciembre de 2010: condenado a prisión perpetua y cárcel común en un juicio en Córdoba por crímenes de lesa humanidad, entre ellos el fusilamiento de una treintena de disidentes detenidos en la Unidad Penitenciaria 1 de Córdoba, en 1976, y varios casos de secuestros y torturas.
Julio de 2012: condenado a 50 años de cárcel por el "plan sistemático de robo de bebés", hijos de detenidas desaparecidas.