¿Por qué Assange acusa de espionaje a Argentina?
El fundador de Wikileaks se basó en la identificación biométrica impuesta por Cristina Fernández.
El mismo método se usa en Brasil, Paraguay, República Dominicana y Venezuela.
Assange lleva un año refugiado en la embajada de Ecuador en Londres.
Cuando el hombre que filtró la mayor cantidad de información clasificada en la historia alerta sobre el "agresivo" nivel de vigilancia en un país, muchos toman nota.
Fue lo que ocurrió cuando recientemente Julian Assange, el fundador de WikiLeaks, advirtió que Argentina tiene el "el régimen de vigilancia más agresivo de todos los Estados latinoamericanos de tamaño mediano".
Si bien Assange -quien está refugiado desde hace un año en la embajada de Ecuador en Londres- aclaró que la nación sudamericana está lejos de los niveles de vigilancia de Estados Unidos, el Reino Unido o China, sus comentarios resonaron en un país que actualmente enfrenta una serie de escándalos por espionaje.
En sus declaraciones, realizadas al portal de noticias argentino Infobae en el marco de la presentación de su nuevo libro que acaba de ser lanzado en Argentina, Assange explicó que basaba sus afirmaciones en el hecho de que el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner adoptó un polémico sistema de identificación biométrica.
El activista se estaba refiriendo al Sistema Federal de Identificación Biométrica para la Seguridad (Sibios), un programa que permite incorporar a los pasaportes un chip electrónico con datos personales, huellas dactilares e imágenes faciales.
La presidenta Fernández implementó el sistema por decreto en noviembre de 2011 y durante su lanzamiento anunció que "en dos años tendremos a los 40 millones de argentinos identificados, no solamente a través de la huella digitalizada, sino también a través de su rostro biométrico".
Contra el delito
La mandataria dijo que el Sibios constituye "un salto cualitativo muy importante en la seguridad, en la lucha contra el delito" y permitirá "encontrar a gente perdida" y "combatir la trata de personas y el tráfico de niños".
La jefa de Estado también anunció que a partir de 2012 todos los niños recién nacidos serían incluidos en los registros a través de su identificación biométrica, realizada en todos los hospitales del país.
"Estamos contribuyendo al derecho a la identidad", aseguró.
Sin embargo otros, como Assange, cuestionan estos nuevos sistemas de identificación, que son usados por varias naciones desarrolladas y son exigidos por países como Estados Unidos para permitir el ingreso sin la correspondiente visa.
En América Latina, además de Argentina, varios países más ya adoptaron o están por adoptar pasaportes biométricos, incluyendo a Brasil, Chile, Guyana Francesa, Paraguay, República Dominicana y Venezuela.
Para los críticos, estas tecnologías dan a los Estados información sobre sus ciudadanos que puede ser abusada. Además, advierten con son sistemas falibles que pueden llevar a que se acuse a la persona equivocada de un delito.
También argumentan que estos regimenes tratan a todos los ciudadanos como criminales en potencia, imponiendo un estado de constante vigilancia.
Espionaje
Pero más allá de esta polémica, Assange agregó otro factor que explica por qué considera tan "agresiva" la vigilancia en Argentina.
Dijo que el gobierno de Fernández contrata a un gran número de "empresas que brindan servicios de vigilancia".
El tema del espionaje estatal ha sido un factor de mucha controversia en los últimos años en Argentina.
Apenas la semana última se generó una polémica luego de que la presidenta nombrara como nuevo jefe del Ejército al general César Milani, quien desde 2008 se desempeñaba como Director de Inteligencia Militar.
Según denunció el diario La Nación, Milani podría seguir conduciendo el área de Inteligencia a pesar de su ascenso.
Por su parte, el diario Perfil aseguró que el presupuesto del Ejército para lo que denomina "Inteligencia estratégica" es el más alto desde que se reinstaló la democracia, en 1983.
Las autoridades nacionales ya estaban bajo la lupa desde finales de 2011 cuando organizaciones sociales y sindicales denunciaron ante la Justicia la existencia de un programa de espionaje, conocido como "Proyecto X", creado por la Gendarmería Nacional en 2002, que en los últimos años habría recabado información sobre sus actividades.
La entonces ministra de Seguridad, Nilda Garré, explicó que el Proyecto X es "un sistema informático de Inteligencia criminal para la investigación de delitos complejos" y dijo que la información recabada permitió iniciar 285 causas judiciales entre 2006 y 2012.
La propia presidenta Fernández defendió el programa unos meses después, cuando reveló que gracias al software utilizado por Gendarmería se había podido identificar al conductor de un camión que transportaba 800 kilos de cocaína.
"Quédense tranquilos, salvo que estén haciendo algo que no corresponda. Ahí sí, puede ser que estén en el Proyecto X", advirtió la mandataria.
A pesar de justificar el programa de vigilancia, el gobierno ordenó la jubilación de 19 de los 30 comandantes de la Gendarmería después del escándalo. Y la Justicia sigue investigando las denuncias.
Vigilados
Los propios miembros del gobierno también habrían sido víctimas del espionaje. En 2008 Uruguay le negó asilo político a un pirata informático argentino que habría trabajado para la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) y fue acusado por las autoridades argentinas de espiar cientos de correos electrónicos de jueces, políticos y funcionarios.
Pero el mayor escándalo de espionaje no lo protagonizó el gobierno nacional sino el gobierno de la ciudad de Buenos Aires.
En 2010, el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, fue procesado por un caso de escuchas ilegales.
Un juez federal lo acusó de ser "partícipe necesario" en una red ilegal de espionaje que incluyó escuchas telefónicas a un activista de la causa por el atentado contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) -que reveló las escuchas tras recibir una advertencia anónima-, a famosos empresarios, e incluso a su propio cuñado.
La causa irá a juicio oral. Macri –un posible candidato a la presidencia en 2015- asegura ser víctima de un complot del gobierno.
Menos profesionales
¿Acaso hay más espionaje en Argentina que en otros países latinoamericanos, como sugiere Assange?
Para Luis Alberto Somoza, experto en Inteligencia y docente del Instituto Universitario de la Policía Federal Argentina (Iupfa), la cantidad de escándalos de espionaje que explotaron en Argentina no significan que en este país se espíe más, sino simplemente que se hace con menos profesionalismo.
"Todos los Estados hacen Inteligencia, pero uno sólo se entera de los operativos cuando fracasan", señaló a BBC Mundo.
Somoza aseguró que los sistemas de Inteligencia estatal funcionan con más transparencia en Argentina desde la sanción de la llamada Ley de Inteligencia Nacional, en 2001.
No obstante, dijo que el desmantelamiento de las fuerzas armadas durante la última década de gobierno kirchnerista contribuyó a la desprofesionalización de los servicios de espionaje.