Papa Francisco llamó desde una favela a combatir la corrupción
Invitó a los jóvenes a no desanimarse y conservar su "sensibilidad ante la injusticia".
Advirtió que "nadie puede permanecer indiferente ante las desigualdades".
La visita se desarrolló bajo la lluvia y extremas medidas de seguridad.
El papa Francisco visitó este jueves la favela Varginha de Río de Janeiro, desde donde envió un firme mensaje a luchar contra la corrupción y advirtió que "nadie puede permanecer indiferente ante las desigualdades que existen en el mundo".
El pontífice habló especialmente a los jóvenes, quienes "tienen una especial sensibilidad ante la injusticia", pero "a menudo se sienten defraudados por los casos de corrupción, por las personas que, en lugar de buscar el bien común, persiguen su propio interés".
"A ustedes y a todos les repito: nunca se desanimen, no pierdan la confianza, no dejen que la esperanza se apague. La realidad puede cambiar, el hombre puede cambiar. Sean los primeros en tratar de hacer el bien, de no habituarse al mal, sino a vencerlo", exhortó el pontífice, según relató el enviado especial de Cooperativa, Patricio Chacur.
En la visita al complejo de favelas de Manguinhos, en la zona norte de Río, donde viven unas 2.000 personas en casas hechas con cartón y materiales de derribo, Francisco destacó los esfuerzos que la sociedad brasileña está haciendo para integrar a los que más sufren o están necesitados, pero precisó que "ningún esfuerzo de pacificación será duradero, ni habrá armonía y felicidad para una sociedad que ignora, que margina y abandona en la periferia una parte de sí misma".
"Me gustaría hacer un llamamiento a quienes tienen más recursos, a los poderes públicos y a todos los hombres de buena voluntad comprometidos en la justicia social: que no se cansen de trabajar por un mundo más justo y más solidario", expresó Jorge Bergoglio.
"No es la cultura del egoísmo, del individualismo, que muchas veces regula nuestra sociedad, la que construye y lleva a un mundo más habitable, sino la cultura de la solidaridad; no ver en el otro un competidor o un número, sino un hermano", sentenció.
Pobres y olvidados
La visita papal se produjo en una mañana lluviosa y fría y en medio de fuertes medidas de seguridad, con policía con armas de precisión y helicópteros sobrevolando una zona que el año pasado era controlada por bandas de narcotraficantes y fue recuperada para la ciudad.
El papa llegó al lugar en un pequeño vehículo "Fiat", que después cambió por el papamóvil; caminó por las calles de la favela bajo la lluvia y seguido por cientos de personas, entró en una casa para saludar a sus habitantes y después se reunió con la comunidad en un campo de fútbol.
También entró en la pequeña iglesia levantada en la favela, donde bendijo el altar mayor y regaló un cáliz.
En un escenario instalado en el campo de fútbol el pontifice escuchó el discurso de uno de los pobladores, que le contó las dificultades de vivir e un una zona pobre como aquélla, explicó Patricio Chacur.
"Las negligencias del poder público nos impiden vivir con dignidad. A partir del momento del anuncio de su visita a nuestra comunidad han venido a asfaltar e iluminar las calles, a limpiar regularmente las veredas. Su visita, padre Francisco, nos ha colocado al centro de los medios nacionales e internacionales", expresó el residente.
"Nosotros no hacemos parte de los reportajes de los periodistas ni de las noticias sociales, pero sí de las noticias policiales y de tragedias. Tal vez solamente ahora es posible encontrar las respuestas, por qué esta comunidad está recibiendo su visita: porque somos pequeños pobres, olvidados", dijo el hombre.
Francisco no es el primer papa que visita una favela: también lo hizo Juan Pablo II durante una de sus visitas a Río.