Oficiales en retiro de la FACH fueron condenados por torturar a José Tohá
Ramón Cáceres y Sergio Contreras fueron sentenciados a tres años de presidio, con el beneficio de la remisión condicional.
El ex ministro de Salvador Allende sufrió apremios ilegítimos tanto en la Isla Dawson como en el Hospital Militar, donde fue asesinado.
Tohá fue ministro de Interior y Defensa durante el Gobierno de la Unidad Popular.
El ministro en visita Jorge Zepeda Arancibia condenó a los oficiales en retiro de la Fuerza Aérea de Chile, Ramón Cáceres Jorquera y Sergio Contreras Mejías, como responsables del delito de aplicación de tormentos al ex ministro del Interior y Defensa del Gobierno de Salvador Allende José Tohá.
Según la sentencia, el ex secretario de Estado sufrió diversos apremios ilegítimos cuando estuvo detenido en la Isla Dawson y también durante su permanencia en el Hospital Militar, lugar donde falleció en marzo de 1974.
El magistrado sentenció a Cáceres y Contreras a la pena de tres años de presidio, con el beneficio de la remisión condicional, por su responsabilidad en los hechos mencionados.
La sentencia recuerda que el 15 de marzo de 1974 Tohá se encontraba detenido e incomunicado en el Hospital Militar y "fue encontrado muerto, en suspensión incompleta, apoyado sobre una de las repisas del closet de la habitación, con sus pies flectados sobre el piso y su cuello unido por un cinturón a un soporte, consistente en una cañería del agua potable que pasaba por el interior del maletero del closet".
"Durante su privación de la libertad y no obstante el delicado estado de salud en que se encontraba en reiteradas oportunidades fue víctima, por parte de agentes del Servicio de Inteligencia de la Fuerza Aérea de Chile, de tratos crueles y degradantes, ejecutados con el propósito de dañar su integridad física y psíquica, con afectación de su honra y dignidad", establece el texto.
Además, se da cuenta que el ex ministro de Allende, al retornar de Isla Dawson, estuvo directamente bajo el dominio de agentes de la Fuerza Aérea, quienes "lo interrogan duramente, no obstante el delicado estado de salud, empleando en su contra presiones físicas y psíquicas, entre otras, mantenerlo por largo tiempo en esperas al interrogatorio con la vista vendada, suspenderlo y luego continuarlo en reiteradas oportunidades con el solo objeto de infundirle temor, y, atribuirle imputaciones falsas respecto de hechos que afectaban su honra y dignidad".
Posteriormente, una vez internado en el Hospital Militar, "en diversas oportunidades, no obstante encontrarse enfermo, es trasladado nuevamente desde su lecho en dicho hospital al recinto de la Academia de Guerra de la Fuerza Aérea (...) donde es vuelto a interrogar en forma degradante, dejándole tales rigores secuelas notorias en él; malos tratos que los agentes repiten, sin consideración al estado de salud, en el mismo Hospital Militar, como lo comprueban los papeles manuscritos que la víctima escribió a requerimiento escrito de los agentes", establece la sentencia.